jueves, 24 de mayo de 2012

32 años despues......... ¡Fiesta!

Salí de Madrid un viernes a las 12 de la noche con dos objetivos: visitar a mis padres y encontrarme con mis compañeros del colegio e instituto, a los que perdí de vista cuando contaba con 18 o 19 años. Hace una eternidad. Compañeros con los que, en algunos casos, llevaba desde los 10 años más o menos. 

Los "nervios" o una cierta ansiedad me atenazó durante todo el viaje y sólo la razón, que no la voluntad, me obligó a dormir durante el trayecto en autobús.

Ahí empezó mi aventura, en el propio autobús de Alsa que me llevó a Barcelona.

Aún en contra de todos, que opinaban que me fuera en tren, que me resultaría más cómodo, me deje atrapar por la Clase Supra de Alsa (Gran autobús como para 60, pero sólo con 38 plazas aparentemente cómodas y amplias). Mis expectativas fueron cumplidamente superadas con unos extraordinarios butacones de cuero, con televisión personal, la posibilidad de 32 películas, varios canales de música, un servicio excelente y una puntualidad impecable.

Y llegué a Barcelona.

Me hice con un plano de los transportes públicos y mi primer deseo fue el de ir en un o de esos tranvías que vi funcionando en la visita a mis padres durante las navidades, lo que me obligó a un paseo mañanero, callejeando por calles, plazas y jardines de una Barcelona que, tras muchos años de ausencia, me sorprendía aquí y allá.

Es la primera vez que llegaba a Barcelona sólo, sin nadie que me acompañara, sin nadie con quien compartir nada. Y en ese momento me descubrí esa gran soledad que me acompañó durante todo el fin de semana.

Lo organicé todo para poder pasar además unas horas con Carme, una de mis hijas, y la fui a buscar a la estación del tren. El plan del sábado estaba casi completo, sólo a falta de tomar un café con una amiga de la infancia también, Anna. Recordé con ella cosas de la infancia, de su familia... acabamos la conversación mientras yo me arreglaba para ir al encuentro de mis compañeros de colegio y me despedí de ella con dos besos. ¿Hasta cuando? ¿30 años mas? ¡espero que no! Pero esa sensación, la de encontrar para volver a perder, me acompañaba mientras cruzaba la calle y me dirigía al Instituto Gregal, ahora, ya hace unos años, reconvertido en el Centro de Salud local.

Me acercaba y unas personas, a lo lejos, intentaban descubrir si era o no era yo mismo. Lo mismo que yo, intentando reconocer lo irreconocible. ¿Me acerco o me voy corriendo?... Encontrar para volver a perder....

Luego sigo contando. Ahora dejo aquí las fotos.
































3 comentarios:

  1. A qué es fantástica la sensación del reencuentro????
    Un abrazo campeón!

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  2. Si, fantástica.... pero con matices. Lee la segunda parte "patética" del artículo.

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