lunes, 31 de enero de 2011

El avión de ICONA

Es fácil pensar que la primavera se aproxima cuando florecen los almendros. Es el clásico síntoma primaveral que todos aprendemos en el colegio y es verdad. Viviendo en un pueblo se descubre que existen algunos síntomas naturales más pero voy a explicar uno que me hace mucha mas gracia exponer: los aviones contra incendios.

Jajajaja, si.

Mi pueblo está en Madrid y en su término municipal tenemos el único pantano navegable de la Comunidad, el de San Juan, en plena Sierra Oeste, con pinares que se extienden hasta donde alcanza la vista. Otro pantano está muy cerquita, el del Burguillo. Y todo esto ¿a qué viene? pues que tenemos muy cerca de casa dos de las fuentes de abastecimiento más grandes de los aviones contra incendios. Es más, la pista de amerizaje de éstos aviones está perfectamente delimitada.

A éstas altura os estaréis imaginando ya algo, pero os lo voy a explicar del todo.

El "Cuarenta y tres Grupo de Fuerzas Aéreas", con catorce aviones Canadair CL-doscientos quince T y tres Bombardier CL-cuatrocientos quince mantiene un servicio de alarma con tripulaciones y aviones para actuar en caso de incendio forestal, durante los 365 días del año. Entre el uno de octubre y el quince de junio se mantienen dos aviones con sus tripulaciones en situación de despegue inmediato en la Base Aérea de Torrejón. Y tienen que practicar.

Bueno, pues cuando llegan éstas fechas ya empiezan a pasearse, bajito, por el pueblo, haciendo aproximaciones al agua y volviéndose a elevar una y otra vez durante un buen rato. El caso es tener los equipos y las personas preparados al cien por cien, supongo.

Es la primera fase "primaveral". A partir del primero de mayo ya aparece por aquí el helicóptero de los bomberos que tiene su base establecida durante el verano en el helipuerto de nuestro parque. Otro síntoma de una primavera ya establecida y que nos aproximamos al verano.

El quince de junio empieza la "Campaña de Verano". Los aviones que nos han estado visitando en plan de entrenamiento se despliegan en cinco destacamentos (Santiago de Compostela, Zaragoza, Albacete, Málaga y Palma de Mallorca), además de mantenerse el servicio de alarma en la Base Aérea de Torrejón. Cuando en ésta época les ves pasar ya no es por entrenamiento, normalmente hay un incendio en las proximidades y vienen a por agua una y otra vez, de sol a sol. Alguna vez los he visto bajar al pantano para llenar su enorme panza y toda la maniobra es tremendamente espectacular.

Cuando entra el otoño ya sólo les ves pasar esporádicamente y cuando en octubre el helicóptero de los bomberos se va para no volver, ya vemos cómo se aproximan los fríos del invierno.

Y vuelta a empezar.

Las civilizaciones primitivas observaban con atención los fenómenos en el cielo para controlar calendarios y estaciones. Yo, con una actitud igualmente primitiva, miro el cielo del invierno esperando ver los primeros aviones del antiguo ICONA que, cual flores de almendro, me anuncian la inminente proximidad de la primavera.



De veras que es impresionante.

domingo, 30 de enero de 2011

Simplemente de paso.

Más de una vez me sorprendo pensando en el día de mi muerte, en el día que deje de existir en esta forma humana por la que ahora me conocéis y pase a ser ese otro yo espiritual en el que creo que todos nos convertimos.

Ni me asusta ni me abruma. Me lo planteo como otro viaje más, sin retorno, pero un nuevo viaje al fin.

Tampoco me preocupa aunque he de reconocer que es una ruptura tan brutal con tu vida actual que me gustaría me llegara habiendo visto ciertas cosas que aún no han ocurrido y que tardarán, como las referidas a mi prole y su futuro.

Y es que maduré hace muchos años. Dejé de considerarme algo fundamental e imprescindible para alguien o para algo. Simplemente estoy aquí de paso. Para que mi alma crezca y espere pacientemente su metamorfosis. Nada más.

Es más, he descubierto que no hay nada importante en esta vida que tenga más de cuatro o cinco letras, si no os lo creéis comprobadlo vosotros mismos. Y si, alguna de esas cosas se vendrá conmigo en ese viaje final, con lo cual, se podría decir que siempre tengo la maleta preparada. Sin prisa alguna, claro.

Eliza Dolittle (Audrey Hepburn), le canta al profesor Higgins (Rex Harrison) en My Fair Lady la síntesis de lo que pienso, aunque para ella es un canto a su recién conseguida independencia:

La primavera llegará sin ti cada año,
Inglaterra seguirá existiendo sin ti,
los árboles darán fruto y el mar tendrá orilla.
Sin ti habrá te con pastas.

El arte y la música prosperarán sin ti,
de alguna manera, Keats sobrevivirá sin ti,
y lloverá en Sevilla y seguirá siendo una maravilla.
Hasta eso permanecerá sin ti.

Puedo seguir sin ti.

Tú, querido amigo,
que hablas tan bien,
puedes irte a Hartford, Hereford y Hampshire.

Pueden gobernar el país sin ti,
el castillo de Windsor seguirá allí, sin ti,
y sin muchos problemas, todos podemos arreglárnoslas,
Sin ti.

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La marea viene sin que la empujes.
La tierra gira sin que tu le des vueltas.
Las nubes pasan sin tu impulso.
Si todos pueden seguir sin ti, cielo, yo también.

No me sentiré sola sin ti.
Puedo vivir sin ti.
¡Vuelve a tu caracol! me las apaño muy bien, sin ti.

Bonito resumen de lo insignificantes que somos. Una vez tienes asumido esto el resto sale sólo. ¿O sois de los que pensáis otra cosa?

El camino hacia la luz nadie dice que sea cuesta abajo.

sábado, 29 de enero de 2011

Parece que refresca...

Hay días que cuesta un triunfo enfrentarse a un papel en blanco para plasmar cualquier cosa. Aunque me es bastante fácil, soy consciente de que realmente es difícil cuando el planteamiento es similar a un diario. Y si, me pongo y me sale pero hoy no. Cosas de la naturaleza humana, ya que no tengo ningún botón que pulsándolo me solucione el problema.

Además, hoy no ha pasado nada anormal o raro.... o diferente. Un día más.

Las criaturas me han permitido levantarme tarde, sobre las diez de la mañana o incluso más tarde. No recuerdo. Lo que si sé es que estaban jugando con la Wii tan tranquilitos y sin protestar. He preparado un desayuno medio standard como ya expliqué hace unos días y a mi pareja se lo he subido a la cama. Le gusta.

Tras el desayuno un poco de limpieza y ya me he ido a trabajar un rato hasta la hora de comer. Así que poco que contar.

Me han venido a ver unos cuantos clientes de los habituales, nos hemos reído un poco y nada más.

Hoy no me han esperado para comer, pero no me importa demasiado. En casa de mi suegra me esperaba un buen plato de espaguetis y un buen filete empanado. Una naranja de postre y luego un café. Un buen menú de sábado.

Hasta las cinco he estado viendo una película, en este caso de dibujos para que los chavales estuvieran mas o menos entretenidos, mientras yo intentaba una cabezada que al final no ha sido posible.

A esa hora los he llevado a todos a casa y yo me he ido a pasar otro rato, esta vez más largo, hasta las nueve de la noche, al Castillo. Una tarde también sosainas. Tan sosa que ni el ratoncillo que ando persiguiendo ha hecho acto de presencia.

Y entonces ¿de qué hablo? ¿del tiempo frío e invernal que nos ha sobrevenido hoy? la verdad es que eso parecería la típica conversación de ascensor:

- Hola, buenas tardes - diría yo
- Buenas tardes - diría mi vecino

.... silencio....

- Parece que ha refescado hoy, ¿no?
- Si, eso parece


.... silencio....

- Bueno, adios. Hasta otro día.
- Adios.

Pues hoy me ha quedado un artículo así, de ascensor, pero sin hablar del tiempo.

Verdaderamente ha refrescado bastante, si.

viernes, 28 de enero de 2011

Ratatouille

Estoy de caza.

Si. A pesar de todas las medidas de protección, se me ha colado un ratoncillo en el Castillo. Y ¿cómo lo sé? pues porque cuando se hace el silencio, ese silencio absoluto del que disfruto en muchísimas ocasiones, he oído ese "cri-cri" característico.

Como tengo más o menos localizado su escondite, esta noche pasada le he dejado un poquito de pan para confirmar mis sospechas y ésta mañana he observado que mi amiguito ha seguido sus instintos y ha dando buena cuenta de ello.

¡Qué listo es mi Ratatouille particular! Como en su astucia rehuye las trampas, he cambiado el cebo en alguna de las más próximas por otro que, estoy seguro, le engañará. Esta vez le he puesto cereales. Tóxicos, pero unos bonitos cereales altamente engañosos.

Serás mío, sin duda.

¡Cómo somos! Llevan viviendo por aquí, entre éstas paredes, más de quinientos años y cada vez que las ocupamos los humanos nos dedicamos a fulminarlos. Por motivos sanitarios y por higiene fundamentales, pero los aniquilamos. Personalmente no maltrato a ningún animal pero esto es absolutamente necesario.

Es conocido por todos que los especialistas en restauración que rehabilitaron el castillo en ésta última fase, informaban del avistamiento no de ratones, sino de verdaderos "conejos" cuando trabajaban en los patios exteriores. Yo, en estos cinco meses, no he sido capaz de ver ninguno, quizás porque mantenemos un "equipo" de gatos que disfrutan libremente de los espacios abiertos del recinto y mantienen a raya a los demás bichos.

Pero los gatos no pasean por el interior del Castillo. ¡Solo faltaría eso! así que el control de plagas nos toca al equipo humano y no al gatuno. Y en eso estoy.

Ésta mañana no sabía si ponerme las ropas de cacería o si hacerlo normalmente. Al final me he decidido por esto último ya que mi plan era usar tecnología de caza pasiva, pero en mi interior surge ese espíritu primitivo de supervivencia:

- O tu o yo. No hay lugar para los dos en éste Castillo, Ratatouille.

¿Quien ganará este duelo entre piedras?

Hoy no lo puedo saber, pero en unos días......

¡ Te pillaré !

jueves, 27 de enero de 2011

Indescriptible

La última discusión doméstica ya me hizo hablar del amor y ahora voy por una segunda parte que se me quedó en el tintero: nuestros respectivos caracteres.

Somos diferentes en muchos sentidos. Uno ciencias el otro letras, vamos, pero hay una cosa fundamental que nos diferencia: uno tiene un carácter huracanado, como la explosión de una botella de cava y el otro es extraordinariamente reposado.

¿Que ocurre cuando un tren imparable choca contra una piedra inamovible?

Bonita pregunta......

Cuando era joven estaba suscrito a una revista de pasatiempos que se llamaba "Cacumen" de Ediciones Zugarto. Acertijos complejos, anagramas,... vamos, que no era sólo de crucigramas y sopas de letras. Bueno, pues una vez plantearon abiertamente ésta misma pregunta a todos sus lectores y se produjo un verdadero torrente de respuestas, todas de lo mas interesante, hasta que alguien escribió algo bastante definitivo:

Cuando un tren imparable choca contra una piedra inamovible se produce un choque indescriptible.

Al menos yo creo que es muy definitiva. ¿no?

Bueno, pues en nuestra casa choca su huracán contra mi pasividad y se produce algo verdaderamente indescriptible, si, aunque como somos personas humanas y no cosas, cuanto más pasividad encuentra el huracán más fuerza parece tener. En ese punto los dos decimos cosas que no pensamos realmente.

Visto el asunto, ¿Qué se produce cuando un carácter huracanado choca contra otro muy pasivo?. Lo de indescriptible no me vale, ha de ser algo más interesante...

A ver que lo pienso un momento............

Bien, creo que lo tengo:

Cuando su carácter huracanado choca con mi carácter pasivo se produce una tormentosa frustración.

Me frustra que mi pasividad no calme el huracán.
Le frustra que el huracán no active mi pasividad.
Me frustra decir lo que no pienso.....

Y así montones de frustraciones por ambos lados.

No nos gusta discutir y aún así en muchas ocasiones llegamos a ello.... ¿porqué somos así?

Aquí la piedra no era inamovible.

miércoles, 26 de enero de 2011

Cuando te enamoras


 
Casi un estado depresivo y cierto cabreo me acompaña hoy. Para solucionarlo me he visto uno de los últimos capítulos de "Polonia", programa televisivo que parodia acertadamente a los políticos, sobre todo catalanes, que mis lectores de aquella zona ya conocerán.

Y ha funcionado.

Me he puesto en marcha con ganas de escribir sobre el amor. Como fuente de inspiración, una de mis películas viejas: "Siete novias para siete hermanos". En cierto momento de la película seis de los hermanos sienten el amor y Adam, el hermano mayor, le cuenta a Gedeón, el pequeño, le comenta lo que Millie le cantó una vez a él mismo:

Cuando te enamoras,
cuando te enamoras,
no hay manera de disimularlo.

Cuando te enamoras,
y es de verdad,
simplemente dejas que tu corazón decida por ti.

¿Cómo saberlo?,
¿Cual es su hechizo?,
¿Cómo saberlo antes de probarlo?

Espera ese beso,
ya sabes que vendrá,
y que tu corazón decida.

Cuando te enamoras de verdad

Yo esperé ese beso y finalmente, con un poco de ayuda, mi corazón decidió. Y fue una de las decisiones más difíciles. Con todo ha sido una de las mejores decisiones de mi vida: seguir los dictados de mi corazón... apostar por el amor.

Nos acostamos en el fragor de una recurrente discusión y me he levantado con cierta taciturnidad, por ello mi estado inicial. Ahora me siento con fuerzas y con ganas para proclamar a los cuatro vientos el amor que siento y que, aún cuando sopla contra mí con su carácter huracanado, quiero seguir sintiendo hasta el día que me muera.

Si, siento un amor profundo por mi pareja.

En la misma película, Millie le canta a Adam lo que siente por el así:

Cuando te enamoras,
cuando te enamoras,
no hay manera de disimularlo.

Cuando te enamoras,
cuando te enamoras de verdad,
simplemente dejas que tu corazón decida por ti.

Tus suspiros,
tus miradas,
los latidos de tu corazón te delatan.

Quieres que el mundo entero
también lo sepa,
cuando te enamoras...
como yo me enamoré... de ti.

¡Si huracán! ¡Te quiero y te querré siempre!

... de todos modos... tengo muy, pero que muy claro, que quererme a mi es una cosa bastante difícil, así que seguiré intentando facilitarte las cosas aunque sé que no siempre lo conseguiré.

===OEo3===

 

martes, 25 de enero de 2011

Las seis diferencias

Ya he comentado más de una vez que las paredes que me cobijan son un verdadero privilegio de mas de quinientos setenta años y no me canso de mirárlas, tocarlas y sentirlas muy dentro de mí.

He escrito muchas veces sobre el castillo. Es más, hace pocos días también lo hice y es que el tema me parece apasionante y sugerente.

Vivo este privilegio naturalmente y sin ostentación. Con normalidad. Aunque, cual gigantesco juego de las diferencias, éstas paredes me proponen un día si y otro también, este clásico pasatiempo infantil.

¡A ver! ¿Quien tiene una casa con paredes y techos hechos con granito y argamasa de tres metros de grosor? ¡Levantad la mano!..... ¡Huy! ¡Que poquitos veo!

Bueno pues eso es toooooda una experiencia del tipo "Expediente X".

Os voy a plantear ese mismo juego de las diferencias que éste castillo me plantea a mí cada día. Bueno, antes una premisa: esto está totalmente rehabilitado y preparado para soportar estoicamente seiscientos años más y además no podemos hacer nada que no autorice Patrimonio, ni mirar las paredes con el ceño fruncido. Vamos, que es imposible colgar un cuadro.

Al juego:
  • ¿Donde encuentras tu una broca para atravesar un muro de tres metros? ¿Eh?
  • ¿Cómo pasas los cables por la pared, de un lado a otro, sin tocar las piedras?
  • Hay que hacer casi espeleología para llegar a alguna ventana, eso si cabe tu cuerpo.
  • Las ondas de la TDT no las consiguen atravesar, al menos aquí.
  • Después de un día de lluvia el agua sigue cayendo por las gárgolas durante, al menos, dos días más. Las últimas gotas tardan dos segundos y veintiocho centésimas en hacer su recorrido hasta el suelo.
  • La temperatura interior es bastante más estable: no menos de trece grados y no más de veintitres, mas o menos.

Hay más detalles... cosas de la hiedra, el musgo de la cara norte... vamos, que no es una casa normal como las de casi todos los mortales. Todo eso sin contar que si se funde una bombilla en el Salón Principal sólo unos cuantos elegidos se suben a una escalera de siete metros y lo hacen casi con arnés de seguridad, como si fueran los trapecistas del circo.

Que cosas tiene este castillo ¿verdad?


lunes, 24 de enero de 2011

Harry C.Jones

En relación a los hijos siempre hay algo que contar. Uno ya va a quinto de primaria e inevitablamente y empezamos a pensar que el próximo año, en septiembre, ya deberá ir al instituto para iniciar la ESO. Se hace inexorablemente mayor.

Sin quererlo, ya empezamos a poner encima de la mesa las diferentes posibilidades de escolarización disponibles y a evaluar riesgos, costes y demás factores. Es muy pronto para tomar decisiones y simplemente empezamos a hablar de ello.
  • Hay dos posibilidades: el Instituto del pueblo o internado en el Seminario Menor de Rozas - dice mi pareja.
  • Hay que tener en cuenta sus estudios musicales, así que tenemos que pensar también en el Conservatorio - digo yo

Que sí, que no, que si, que no... 
  • Mira - le digo - le gusta el Seminario por que le gusta la Iglesia y porque internado cree que su vida será como la de Harry Potter, una aventura lejos de sus padres, pero si le preguntamos verás cómo, al menos, duda.
  • Que no, que tiene muy claro lo del Seminario.
  • Que te equivocas, que verás como yo tengo razón.

Al final, casi una apuesta:
  • Le preguntamos y salimos de dudas.
  • Vale. Verás como gano yo. 

Hoy después de comer en casa de mi suegra y mientras preparábamos los cafés se lo he recordado. Mi suegra también ha dado su opinión y ha hecho también su apuesta. Así que hemos salido de la cocina y en medio del salón, los tres, hemos solicitado la opinión del muchacho:

Su respuesta, sin dudar ni un sólo segundo:
  • ¿Yo? ¡Al Conservatorio!

He levantado mi cabeza con altivez mientras que los demás, con cierta sorpresa, se iban alejando.
  • Pues no sé.... ¡No te digo lo que nos puede costar eso!.

Y es que estamos a sesenta kilómetros de Conservatorio más cercano. Ya ves, sin quererlo, todo puede complicarse de forma imprevisible ¡coñe!

No Harry, el Seminario Menor de Rozas no es Howarts.

domingo, 23 de enero de 2011

¡Buenos días San Martín de Valdeiglesias!

Cuando el primer despertador suena a las siete cuarenta y cinco de la mañana, remoloneo un poco más y espero que lleguen las ocho. Una visita al baño y comienza nuestro zafarrancho mañanero.

Mientras los niños se quedan arriba desperezándose y recibiendo las órdenes pertinentes yo bajo a la cocina y pongo en marcha los desayunos. Son las ocho y ocho minutos.

Un litro de leche entera en la ThermoMix (una batidora que además calienta) se mezcla con el ColaCao y se calienta a sesenta grados.

Una taza de leche descremada se calienta tres minutos en el microondas.

Ocho tostadas, cuatro de pan normal y cuatro de tipo molde, se van dorando en el horno.

Mientras se prepara todo organizo la mesa en el comedor: tazas, servilletas, galletas...

Cuando vuelvo a la cocina todo está hecho. Son las ocho y cuarto.

En dos minutos más dejo a punto:

Una taza de café instantaneo con leche descremada.
Cuatro ColaCaos batidos y calentitos, de los cuales uno va en taza pequeña.
Dos tostadas de pan de molde con aceite, jamon cocido y queso.
Una tostada de pan de molde con aceite, tomate y migas de atún.
Una tostada de pan de molde con aceite y jamón cocido.
Dos tostadas de pan normal con jamón cocido y queso.

Mas un tentempié mañanero para los que lo necesitan:
Un bocadillo de pan de molde con paté y un batido de fresa o agua.
Otro de pan de molde pero con jamón cocido y queso y un zumo de frutas.
Un bocadillo de pan normal tostado con jamón cocido y queso.

Y ya son las ocho y veinte.

- ¡A desayunar! - grito desde abajo.

Todos bajan las escaleras a la velocidad del rayo... a veces... y nos ponemos a desayunar todos juntos la mayoría de los días. Cada uno a su velocidad, cosa que a veces me produce cierto nerviosismo.

Normalmente a las nueve menos diez ya estamos camino de los colegios y poco a poco en el coche queda menos gente:

Uno se baja sólo a las nueve menos cuatro en el edificio sur. A la otra la acompañamos al edificio norte y cuando ya está dentro nos encaminamos a la Escuela Infantil donde dejamos a la tercera a las nueve y cuarto

A las nueve y veinte, cuando dejo a mi pareja en su trabajo, ya no hay nadie conmigo. Vuelvo a casa, relajadamente, pensando:

- Hora y media de zafarrancho frenético y ¡Ya estáááááááá!... 

Mañana otra vez, si Dios quiere.

Sin comentarios

sábado, 22 de enero de 2011

Mi cuñado sigue fumando

Lo del tabaco se está convirtiendo en toda una odisea ¿verdad?. Los que no fumamos o lo hacemos muy pero que muy esporadicamente a lo mejor no somos capaces de verlo, pero los que tienen esa adicción lo notan cada día.

Primero fue el precio, subiéndolo y subiéndolo hasta que (hoy me he parado a mirarlo) una cajetilla llega a valer hasta más de cuatro euros. ¡Más de seiscientas de las antiguas pesetas! y eso cada día, mas o menos. Ya hay que preparar una partida presupuestaria doméstica para poder asumir ese vicio.

Luego lo de las prohibiciones que se han ido endureciendo hasta llegar al punto en el que estamos. Algunos de los bares del pueblo han llegado a montar una especie de terrazas, abrigadas de la lluvia y con estufas, para que los fumadores continuen acompañando su café con el habitual cigarrillo. 

Este artículo no va hablar de las ultimas restricciones, no. Todo el mundo ha expresado su opinión en todas las vías y medios de comunicación y no voy a ser, de momento, repetitivo. Este artículo está dedicado a mi cuñado, fumador empedernido y con un escaso presupuesto para "habitos tóxicos".

El domingo estuvimos juntos y me demostró que se puede mantener el vicio reduciendo el gasto a una mínima parte. Si, es que somos geniales en este pais.

Con un presupuesto inasumible de cuatro euros diarios por paquete ahora fuma los cigarrillos que él se hace, pero como las cosas han cambiado y estamos en pleno siglo veintiuno, una maquinita le llena unos tubitos de papel con filtro. El resultado: un cigarrillo exactamente igual a los industriales.

Ahí le tuve, mientras preparaban el café, con su bolsita de picadura, su caja con cien tubitos y su curiosa maquinita mecánica, preparándose diez cigarrillos. Y yo mirándo con curosidad cómo los hacía uno tras otro.

No me pude resistir a solicitar uno para mí:

- ¿se nota la diferencia? - le dije

- ¡Para nada! - me contestó - y puedes hacértelos mentolados, con sabor a vainilla... ¡hay picadura de tabaco para todos los gustos!

Como la dura ley anti-tabaco ya hace años que está instaurada en casa de mi suegra, salimos al jardín a fumarnos uno de esos cilindritos y realmente no encontré diferencia. ¡Que cosas!

No sé lo que vale la máquinita de marras pero, lo que sí me dijo es que cien tubitos vacios valen un euro y de un paquete de picadura de dos euros saca el equivalente a un paquete de tabaco standard. Precio final: dos euros con veinte centimos. Una reducción de costes de casi el cincuenta por ciento si tenemos en cuenta que es exactamente lo mismo.

Enfín, premio a la inteligencia de mi cuñado.

Por cierto, dice que fuma menos porque "eso de tener que hacerlos, es un poco entretenido..." y sólo se pone con ese chisme una o dos veces al día. Pues doble premio: por reducción de costes y de consumo personal.

Un éxito que a lo mejor podemos aplicar en más cosas. En España, seguro. 

Una maquinita así tiene mi cuñado.

viernes, 21 de enero de 2011

Mi músico favorito

Cómo crecen los hijos, ¿eh?. Mi muchachote de diez años ya empieza a tener que tomar pequeñas decisiones y ya ve ciertas proyecciones de futuro, tambien pequeñas eso si, que le hacen cambiar su cara infantil por cierto semblante pensativo y adulto.

Lleva muchos años estudiando música y lee las partiruras de igual modo que las palabras. A mi me impresionaría mucho si no fuera porque yo también me muevo en el ámbito musical y también lo hago, aunque diez veces más lento que él, eso si. Y es que "mi chiquitín" aún tiene diez añitos y al ritmo que va no me atrevo a pensar hasta dónde va a llegar, musicalmente hablando, claro.

Además de sus clases semanales de clarinete, hace casi dos años que participa activamente en la Banda de San Martín de Valdeiglesias, la Unión Musical y éstas navidades también preparó su participación en el concierto de Navidad de la Escuela de Música con unos cuantos de sus compañeros de instrumento y amigos.

Su participación en la Banda es compensada financiándole la mitad de los costes de su formación musical, así que, ha costado, pero ha acabado entendiendo que es como "su primer trabajo remunerado" y la verdad es que se lo toma bastante en serio. Con menos disciplina de la que a mí me gustaría, pero si, en serio.

Su semblante cambió hoy, como dije al principio, cuando me contaba en el coche, mientras le llevaba de su clase de clarinete al polideportivo donde participa en los equipos de baloncesto y de futbol, que su profesor le ha ofrecido participar también en una banda musical juvenil de nueva formación:

- Una tarde más en la Escuela de Música. Voy a estar muy ocupado, ¿eh? - me decía mientras miraba al infinito.

Pues si, va a estar muy ocupado si decide participar y esa es una decisión que sólo él puede tomar. Sabe que primero va la escuela, la parroquia y sus respectivas obligaciones, luego la Banda y despues de eso, todo lo demás en el orden que desee.

La verdad es que tocar un instrumento es algo bastante simple y no parece que tengas que dedicarle mucho tiempo: Cojes una partitura donde están escritas las notas y te limitas a tocar lo que estás leyendo. Es el equivalente a subir a un estrado y leer un discurso. Lo que ocurre es que conectar lo que lees a tu instrumento, no equivocarte, sincronizarlo con tus compañeros y además con la presión de tener siempre espectadores críticos, no es nada fácil y requiere bastante trabajo personal.

Poco a poco va descubriendo que le queda poco tiempo para los juegos y eso lo tiene que estar notando. Yo recuerdo que noté el hacerme mayor cuando decidí no bajar más por los toboganes de los parques infantiles.

Como cambian las cosas.

Aquí no está él, pero yo si... bueno... uno de los míos, mejor dicho.

jueves, 20 de enero de 2011

¡Yuyu!

Estos días de recuerdos me hacen pensar ya no tanto en mi juventud sinó en algo que viven mis hijos ahora y sobre lo que no tengo claras las consecuencias futuras.

Yo crecí y viví en una gran ciudad hasta mis treinta y cinco años y ellos están creciendo en un pueblo de pocos miles de habitantes. No parece que eso sea algo problemático, ¿verdad?. Y estrictamente eso es algo realmente estupendo para todos. Algo que todo el mundo debería probar alguna vez.

No, de vivir en un pueblo no es de lo que quiero hablar, pero sí de una circunstancia interesante: hasta este año sólo había un colegio para todos los niños del pueblo, y eso me lleva a un pensamiento: toooodos los niños crecen juntos, agrupados por edades y todos se conocen.

En mi barrio había, como poco, seis colegios y salvo con algún vecino, la relación la entablabas con tus amigos de clase. ¿Que puede pasar cuando todos los chavales de un pueblo crecen juntos? No lo se.

No es algo malo, es algo que simplemente no me puedo ni imaginar. 

Nadie parece estar preocupado y es una cosa que siempre ha sido así, pero para mi es algo extraño.

No hay mas niños de diez años en el pueblo que los que juegan en el patio con mi hijo de diez. Punto. Y en el instituto pasa algo parecido aunque hay también jóvenes de otros pueblos.

Mis pensamientos me llevan a pensar que hay muchas posibilidades de que estén en ese mismo patio los hombres y mujeres que llevarán las riendas de éste pueblo en el futuro y que algunos de ellos se acabarán emparejando para formar sus respectivas familias... y ¡es que están todos juntos! No hay más niños en el pueblo salvo unos cuantos que van a ciertos colegios de pago.

Es una extraña sensación la que me invade cuando, ocasionalmente, paso por delante y es la hora del recreo.

No es mas que inexperiencia y desconocimiento. No me produce ningún desasosiego, sólo cierta curiosidad. ¿Quién será el alcalde dentro de treinta años? ¿Y el panadero o el albañil? ¿Y los policias? ¿los delincuentes?.... me paro un momento, me los miro, y borro esas ideas de mi cabeza... ¡son sólo niños ahora!

Pero vuelve otra: cuando sean mayores todos habrán sido compañeros de colegio, alcaldes, concejales, panaderos, albañiles, policías y delincuentes....¡Que cosas! ¿no?

Ésto en una ciudad es imposible que pase. Pensadlo un poco y vereis que da cierto "yuyu".

Al menos a mí si.
También fue niño. Zapatero disfrazado por carnaval.
También fue niño. Aznar es el primero de la izquierda por abajo.

También fue niño. Rajoy es el número 6.

miércoles, 19 de enero de 2011

¡Doscientos artículos!

Acabo de leer el blog de una persona que lleva ya cuatro años en esto de escribir en internet cuando culmplo mi artículo número doscientos desde julio de dos mil diez. Eso me da que pensar también.

¡Cuatro años!

Con esa idea que manejo de al menos un artículo diario llegaría a tener más de mil cuatrocientos. ¡Que salvajada! Ya se me hace extraño haber llegado a poner en pantalla éstos doscientos... no sé que más voy a poder contar que no sea volver sobre lo mismo una y otra vez: la música, los hijos... lo de siempre.

Hablaré con quien llena mi corazón y vamos a celebrarlo por todo lo alto.

Primero una botellita de un buen Vino de Madrid para iniciar la fiesta, un Alma de Valdeguerra blanco semiDulce, elaborado por Vinos y Aceites Laguna en Villaconejos para acompañar un pica-pica.

Luego, ya contentitos, éste sencillo menú doméstico:

Primero
Lasaña de carne

Segundo
Pollo asado con patatas fritas

Postre
Fruta del tiempo del mercadillo de los lunes.
Tarta Royal sabor Oreo con unas velitas.

Bebidas
Alma de Valdeguerra blanco semiDulce cosecha dos mil nueve.
Coca Cola Light cosecha dos mil once, elaborada por Casbega en Madrid.
Mixta cosecha dos mil once, elaborada por Mahou en Madrid.
TriNa de Naranja cosecha dos mil once, elaborado por Shweppes en Madrid.
Agua de los Pantanos de la Comunidad de Madrid y tratada por el Canal (CYII).
Moscatel cosecha dos mil diez, elaborado por mi vecino con sus propias uvas.

Pan precocido y congelado Berlys tipo Vienesa
Cafés descafeinados para todos adultos.

Una verdadera fiesta para todos, incluidos los niños.

Si, puede parecer sencillo incluso poco festivo, pero muy parecido a ésto fue lo que nos solcitó uno de mis hijos para su cumpleaños y yo no voy a ser menos que él.

Un día explicaré cual fue el sorprendente menú de nuestro primer fin de año cuando, aún sin hijos comunes, viviamos en un microscópico apartamento en El Masnou.... bueno, si sois todos adultos, claro.

Por aquí se va a mi fiesta.

martes, 18 de enero de 2011

Hace ventitantos que tengo veinte.

¿Hasta que punto no somos los mismos con cuarenta años que con veinte? Pues aunque en un principio parece evidente, al ir dándole vueltas a éste artículo me doy cuenta que no lo es tanto.

Veamos. En un principio parto de la base que, generalmente a esa edad, aún estamos bajo el techo e incluso bajo el "ala" de nuestros respectivos padres y eso indica claramente que aún no hemos asumido ciertos niveles de responsabilidad personal que nos serán necesarios e imprescindibles en el futuro, está claro. 

Por mucho que le doy vueltas, es la gran diferencia que encuentro, salvo el tema físico, claro.

Intento encontrar más diferencias y no las veo.

Mi curiosidad por las cosas es la misma, mis ganas de aprender están intactas, los retos me siguen incitando... y así hasta que me aburro.

Si, me miro al espejo y mi cara, mi cuerpo, no parecen los mismos, pero en mi cabeza, en mis ideas, no ha habido cambios espectaculares.

Quizás es porque me he dejado pocas cosas en el tintero y porque he ido tomando lo que el camino y la vida me iban ofreciendo, disfrutandolo todo y sintiéndome feliz de ello.

Cuando dejé los escenarios, tras muchos años de estar ahí, pensé que no podría vivir sin ellos y si, he vivido feliz y sin nostalgia. Mi cuerpo ya no me respondería ahora como antes pero eso nunca me ha agobiado. El hecho es que siempre he encontrado cosas que me han llenado lo suficiente como para no hechar en falta lo que se fue quedando por el camino.

Creía en la familia y tengo la mía.
Creía en el amor y ahora creo más.
Creía en la amistad y tampoco ha cambiado eso.
Nunca puse el dinero como un objetivo vital y sigue sin serlo.
Me gustaba la aventura y me sigue gustando.

Quizás lo que hace que mi felicidad sea completa y que no añore "mis veinte primaveras" es que no me apego a las cosas. Al menos no tanto como para sufrir con las rupturas. Eso, que a veces es algo malo, es lo que me defiende de la añoranza.

He trabajado para que las cosas que no iban bien en mi vida fueran las menos.
Sigo viviendo el hoy sin mirar atras, sólo hacia adelante y esa es también una actitud adolescente.
Era y soy una persona abierta a los cambios.

Sólo encuentro una diferencia más: que a esa edad debía buscar las cosas que debían llenar mi vida y ahora que las tengo ya no busco nada más.

Simplemente soy mayor, menos idiota y con más experiencia y todo eso me llena, de momento, de felicidad.

A lo mejor es porque nunca le he pedido a la vida muchas cosas... quizás sea porque vivir en un pueblo es otra cosa.... quizas es porque mi salud es más o menos la misma..... sea por lo que sea, afortunadamente, mi espíritu de los veinte ha llegado intacto a casi los cincuenta.

Soy la misma persona, si. ¿Qué importa lo que diga el calendario?


lunes, 17 de enero de 2011

En LaVanguardia.es de nuevo

Antes de nada vuelvo a dar la bienvenida a los lectores de LaVanguardia.es. Durante más o menos un mes el enlace hacia éste blog ha estado inoperante y de nuevo vuelve a funcionar. Gracias.

La desaparición del enlace coincidió con los cambios producidos en éste portal informativo, aparentemente sólo estéticos, pero que podían estar motivados por unos nuevos conceptos y desarrollos en la línea editorial. Nunca está de más y en realidad es necesario, cuando amueblas de nuevo una casa que lo primero que te tienes que plantear es una profunda limpieza.

Y en esa idea me quedé yo.

Personalmente siempre me plantee el blog como algo personal y especificamente dirigido a mi propia familia y a mis amigos. Sin más aspiraciones:

- Lo que a mi me parece interesante y entretenido quizás no lo es para el noventa y nueve coma novecientos noventa y nueve por ciento de los asiduos de LaVanguardia.es, seguro. Por eso lo habrán quitado. - comenté un día de diciembre.

Sabeis que mi idea es la de publicar cualquier cosa, pero cada día, sin excepción y eso, para una persona normal y con una vida absolutamente normal es un verdadero reto. Así que aproveché esos días "sin enlace" para marcar un punto y aparte en el blog. Se aproximaban las navidades, el cierre anual, muchos ensayos y conciertos, los niños sin colegio.... ¿Unas vacaciones "bloggeras"? ¿Porqué no?. Hay que reconocer que ese enlace en LaVanguardia.es es, al menos moralmente, un compromiso personal con uno de los grupos de comunicación más grandes de España. Si alguien, una vez, tomó la decisión de dedicar unos cuantos kilobytes a mi blog merece la pena tomárselo en serio, ser consecuente y "currárselo". 

- No hay enlace... no hay "compromiso". - pensé - Así que... ¡vacaciones!

Pero.... 

Las navidades pasaron.
El cierre anual comercial ya está olvidado.
Empezamos la nueva temporada con la banda y los conciertos se ven leeeejos.
Los niños han vuelto al colégio y a todas sus actividades extra....

Es por eso que mi neurona se puso otra vez en marcha y reinicié las publicaciones.

Cuando eso ocurre, las cosas dan vueltas y vueltas por mi cabeza y una de esas fué lo de la desaparición del enlace. Lo que en apariencia sólo ha sido un cambio estético ¿podía esconder, además, una migración informática?. He vivido en mis carnes muchas de éstas aventuras desde el MSDos y uno sabe hacia dónde va pero no cuándo llegará:

- ¡A ver si es que han habido problemas informáticos y simplemente han perdido datos con el cambio! - pensé - ¡He de salir de dudas!

Y escribí un correo en el que, con humildad, preguntaba el motivo de la desaparición y ¡oh sorpresa! en su repuesta me demostraron que el sistema había creado correctamente la página de enlace pero había perdido irremediablemente mi presentación, que así que la volviera a enviar todo estaría resuelto.

Hecho y aquí estoy de nuevo y éste es el enlace.

Prometo intentar que ésta aventura continúe avanzando para mi entretenimiento, el de los míos y si os apetece, para vosotros.

Otra cosa: despues de esta "circunstancia", la "extraodinaria" informática del siglo veintiuno me sigue sorprendiendo, pero eso...  ¡ya lo comentaré en otro artículo!.

domingo, 16 de enero de 2011

El viaje de Chihiro

Ayer me quedé con las ganas de hablar de mi visión adulta de la película "El viaje de Chihiro" y como no es bueno quedarse con cosas dentro pues hoy voy a hacerlo. Con permiso de mi neurona, eso sí, que a veces me deriva a artículos incluso sorprendentes para mí.

Lo primero que voy a hacer es recomendaros encarecidamente su visionado, pero con el espiritu abierto y la mente dispuesta a leer entre líneas. Es un cuento que se basa en mitos y tradiciones japonesas y eso siempre puede suponer un pequeño esfuerzo adicional.

Está en al misma línea que otras dos películas del mismo director, "El Castillo ambulante" y "La princesa Mononoke", dignas también de dedicarles un tiempo.

La verdad es que se puede, simplemente, ver y ya está. No es necesario hacer nada más que disfrutarla, lo que ocurre es que yo busqué mensajes en ella y quizás equivocadamente, los encontré. A lo mejor sólo es porque quería que fuera así y en realidad no existía ni la intención de ello en el propio Miyazaki, el director, aunque viendo otros de sus trabajos, me extraña.

De todos modos la película es como es y yo la veo como la veo y eso es lo que voy a relatar.

La primera percepción que uno tiene de Chihiro es que es una niña, con ese egoismo, torpeza e inocencia infantil. Con carácter, pero aún dependiente por completo de unos padres jóvenes, seguros de sí mismos y osados.

En un momento de su viaje hacia una nueva vida, se encuentra atrapada en otro mundo, con otras reglas, en la que va descubrir el valor del trabajo, del esfuerzo y la amistad. Chihiro descubrirá además el amor y su fuerza y el coraje. Al final de su "viaje iniciático" ya no es el alfeñique, la perezosa, la mimada y la quejica "más tonta que las piedras", como la define Yubaba en un tenso momento de la película, sinó una "pequeña mujer" decidida y madura.

Creo que merece la pena, de veras, si eres de los que te gusta que te cuenten un cuento con mensaje.


Miyazaki y sus personajes.

sábado, 15 de enero de 2011

Cuentos

Vuelvo a enchufar una película en mi ordenador. Estas tardes de invierno se hacen muy laaaaaargas y hay poco que hacer cuando todo lo llevas, ya no al día, si no lo siguiente.

Vuelve a ser una cinta que me sé de memoria, así que no estoy pendiente de ella, salvo en momentos puntuales en los que me gusta recrearme. Si me interrumpen no me importa y si es necesario retrocedo y punto. ¡Ves! Como ahora que he tenido que irme de aquí durante veinticinco minutos.

La escogida hoy es "El viaje de Chihiro", otra de dibujos que podría pasar por infantil si no fuera porque yo encuentro que se disfruta mucho más siendo adulto.

Ya me pasó una vez algo parecido a ésto.

Mi padre era directivo de una gran empresa y recibiamos todas las navidades muchísimos obsequios de los proveedores. Como lo que gestionaba económicamente mi padre era una red de supermercados que conformaban los economatos para los empleados de ciertas grandes empresas, los obsequios de los proveeedores generalmente eran productos de consumo: vinos, cavas, langostinos, jamones, turrones... ¡ya os podeis imaginar que fiesta!. Bueno, otros que enviaban sus presentes navideños eran los bancos y sistemáticamente le enviaban libros, generalmente magníficos, de museos o pinacotecas de todo el mundo. Pero una vez un banco se atrevió a enviarle un cuento. Si, grande, delgadito, de tapas duras, con dibujos a plumilla que ocupaban ámbas páginas abiertas y con unas pocas líneas de texto para leer. La apariencia era totalmente la de un cuento infantil, tanto por fuera como por dentro.

No recuerdo exactamente cómo ni cuando pero ese libro acabó con los míos. Sé que lo leí la primera vez y me pareció una historia curiosa pero mortalmente aburrida y sin interes, así que aparqué el libro en mi biblioteca.

Cuando llegaron las navidades siguientes, al ir recibiendo los regalos habituales, recordé el cuento del año anterior, así que lo desenpolvé y me lo volví a leer.

¡Cielos! ¿Había cambiado la historia? No, era la misma y el mismo cuento del año anterior. ¿Qué habia pasado? Pues que yo había crecido y ahora la historia me parecía muy interesante y hasta me parecía que los dibujos la complementaban magníficamente.

Le volví a ofrecer el libro a mi padre, indicándole que realmente la historia era muy buena con unos conceptos sociales muy adultos, pero me lo volvió a endosar a mí otra vez.

Ésta segunda vez consideré, a todos los efectos, que ya era definitivamente mío. De cualquier lugar entre mis libros, pasó a estar a mano para leerle y releerle antes de irme a dormir. No todos los días, pero si habitualmente.

De todo ésto saqué dos conclusiones: que no todo lo que tenga apariencia de infantil lo es y que hay mensajes que sólo son capaces de hacerse un camino en nuestras mentes a determinadas edades y no en cualquier momento de nuestras vidas.

El libro lo recuerdo perfectamente y aún debe estar en la casa de mis padres, esperando volcar su mensaje en una mente en su adecuado punto de madurez, y es que, realmente y como le paso a mi padre, lo dejé de necesitar.

Éste es exactamente mi libro. Pulsa aquí para ver una reseña.

viernes, 14 de enero de 2011

ExcelMegaMaster

Una vez ya escribí algún artículo referido a mi dominio de la ofimática de empresa y del Excel en particular y es que, claro, con la "titulitis" instaurada socialmente o tienes un papel que avale tus afirmaciones o simplemente lo que dices no se toma en consideración. Ese es mi caso.

Cuando una vez alguien me pidió mis hojas de cálculo de trabajo, mi primera pregunta fue si realmente sabia de Excel, ya que al complejidad de mis trabajos hace que muchos usuarios habituales, con título, alucinen. En el caso que nos ocupa, él acabó no volviendo a entrar en mi archivo y ahora sólo me pide resúmenes y datos concretos en pdf. Todo masticadito.

Saber más que muchos de mis compañeros o jefes, al menos en esto, siempre ha sido una fuente de problemas para mí, porque consigo simplificar y automatizar tánto las tareas, sobre todo las repetitivas, que al final doy la sensación de estar de adorno, cuando en realidad mi rendimiento real es mayor que el de la mayoría, si.

Y es que no lo puedo evitar.

Ahora que nadie me da la "brasa", que me dan la tranquilidad que necesito para hacer y deshacer, raro es el día que, además de estar haciendo mis tareas, en alguna de las pantallas de mi ordenador no corre una película o suena música. Eso sí, internet sólo para temas laborales y nada personal ya que eso sí que me descentra.

Bueno, al tema, que estoy divagando. Pues el caso es que ayer, por fín, mi cuñada se atrevió a consultarme una duda, una compleja duda, de su relación laboral con el Excel. ¡Increible!

Pensaba que sólo había sido una conversación de sobremesa, con el café, y no, ¡iba en serio! Esa noche ya tenía en mi escritorio sus tres archivos problematicos para estudiarlos. ¡Vaya, vaya!

Me he planificado la jornada de mañana para darles una vuelta y evaluar las soluciones de automatización como si me estuviera preparando para un examen tipo oposición. Si. Quiero quedar bien y demostrarle que es verdad lo que siempre hemos estado hablando y que nunca le había podido demostrar.

¿Conseguiré algo? ¡Ni idea! Mañana cuando a las diez de la mañana los abra y los "cate" sabré algo más. Esto es para mí como un regalo de Reyes y mi neurona está ansiosa por descubrir su nuevo pasatiempo.

Un nuevo reto. ¡Cómo mola!

Otro día os explico cómo ha acabado el asuntillo.


jueves, 13 de enero de 2011

Verano de mil novecientos noventa y siete.

Ahora que mi jefe ha abierto las puertas a su pasado más íntimo, al menos ligeramente, pienso en abrir el mío, pero es que no me apetece. No es una vida emocionante y llena de experiencias como la suya y es por eso que muchas veces me agarro a sus vivencias para relatarlas por aquí.

Efectivamente, nací, pero sólo tengo una vida relatable desde que ando cerca de él. Llegar a ese punto sin haber sido jamás su pareja es, creo, algo, en principio anormal.

Muchas cosas de su pasado se me escapan, pero de cuando en cuando aparece algo. En ese momento lo revivimos y siento haberlo vivido yo también, por eso mi blog lleva su nombre, porque yo, realmente, no existiría sin él.

¡Hala ya esta dicho!

Mi vida anterior a mil novecientos noventa y siete, cuando empecé con él en la agencia de publicidad de Barcelona, sólo es conocida por muy pocas personas. Bueno, aquel año cuando pululábamos por el chat de Spin, en la incipiente red de Internet española, alguien más había... Sire, Franco, Relos,... quizás alguno se acuerde de mi, de Marta, pero no creo.

Lo que sí fructificó aquellos días fue la relación de él con... ella. Éste junio cumplirán (cumpliremos) catorce años juntos. ¿Quien nos iba a decir los cambios que sufrirían nuestras vidas a raiz de aquel verano?

Su vida ha corrido y correrá paralela a la mía, así que de estos catorce años de retos, dificultades y éxitos que se resumen en su felicidad es la mía también.

¡Quien me ha visto y quién me ve! Cuando él me sacó de donde me sacó y me puso donde me puso, es como si hubiera tenido una visión, acertada, claro, si no no estaría escribiendo ésto.

Quizás algún día, algún remoto día, me ponga manos a la obra y escriba todo aquello que ahora es como si no hubiera existido.

Quizás algún día.....

Lucía. Verano de dos mil diez.

miércoles, 12 de enero de 2011

Nocturno

Suenan las seis en el campanario de la iglesia, mientras enciendo las luces del patio antes de que la oscuridad de la noche se abalance sobre éstos muros.

Me doy cuenta que hace muchos días que no escribo ni una línea de "mi" castillo y eso no puede ser.

Hecho cuentas y estas paredes han celebrado quinientas setenta y seis navidades... ¡si pudieran hablar!

Cuando toco una piedra de éstos muros pienso que quizás estoy poniendo la mano donde la puso Isabel de Castilla o Cristobal Colón ¿quien sabe? y una sensación de... no se,... ¿paz?,... ¿atemporalidad?, me llena.

Muchos vienen con el deseo de oir relatos de épocas pasadas, eso es fácil. Otros desean sentir en su interior las sensaciones que transmiten éstas piedras... y yo digo que es verdad, que lo hacen, pero no facilmente.

Muchos días me paseo y voy tocando las paredes mientras avanzo y ellas me van llevando. Y me siento como en otros tiempos.

Sé de personas que lo intentan y a las que no sé explicarles cómo conseguirlo, aunque colaboro con un buen relato. Es un trabajo interior y personal de cada uno.

Una vez más mi hilo argumental me lleva a otra de mis "pelis" de referencia, "Pocahontas" de Walt Disney. ¿Porqué? Pues por una de las frases de la película:

- Abre el corazón y lo entenderás - dice la Abuela Sauce en un momento y luego Pocahontas la recuerda y la aplica en sí misma cuando decide conocer a John Smith. En ese momento cierra los ojos y "conecta" con un extraño que habla un idioma desconocido.

Bueno... ¡es una película!, no es algo real, pero es exactamente lo que intento transmitir cuando alguien quiere ver mas allá de las piedras de estas paredes. Ha de abrir el corazón y dejar, humildemente, que estas piedras lo tomen y lo lleven, lo transporten. 

En "Colores en el viento", una de las canciones clave de ésta película, hay unas estrofas que tambíen tomo prestadas. Esta es una:

- ... mas cada arbol, roca y criatura, tiene vida, tiene alma, es un ser...

y la otra: 

- ... y uniremos nuestra voz con las montañas, y colores en el viento descubrir,  Si no entiendes qué hay aquí... sólo es tierra para tí.... y colores en el viento descubrir.

Es exactamente como me siento cuando alguno de mis vecinos, tras visitar el castillo, baja a decirme que no hay armaduras, ni tapices, ni nada... sólo piedras. En ese momento, cual Pocahontas del siglo veintiuno, me encantaría cojerle del pescuezo y ... bueno... hacerle sentir lo que yo siento, aunque en la mayoría de los casos éste sería, seguro, un trabajo esteril.

Nuestro castillo cada vez es mas chulo.

martes, 11 de enero de 2011

Esto de las fotos de los '80...

Mi jefe se sienta a mi mesa y con cara de... jefe... empieza:

- Lucía, a ver, ponte, que te voy a dictar una cosa para el blog ese - me dice.

Y yo aparco mis tareas, me pongo en la pantalla el bloc de notas y me le miro divertida:

- ¡Venga! - digo
- ¡Vamos! - me contesta y empieza. (Nota: ésto del Venga-Vamos es el saludo tradicional de éste pueblo, os lo juro)

"He visto con alegría cómo esas fotos de los años ochenta colgadas en mi FaceBook han tenido una espléndida aceptación, han generado momentos de nostalgia y han provocado múltiples comentarios. Fenomenal. Más, mucho más de lo que esperaba. Así que he tomado una decisión: colgar más.
No os vais a librar de vuestro pasado creo que nadie. Fotografié mucho y creo que a casi todos. Los que ahora gozáis divertidos viendo mi juvenil aspecto y el de los demás, sufrireis, como todos, los agradables comentarios de los amigos. Si. Es justo.
No será ahora mismo ya que las fotos están en Barcelona y yo no tengo previsto ir, pero mi mami ya tiene intrucciones sobre las fotos que quiero y pronto habrá un paquete dispuesto a viajar.
Lo podría enviar por mensajería pero preferiría que si alguno de mis amigos ha de venir a Madrid o a Ávila durante este año, fuera él quien me las trajera. Me fio más de vosotros, ya que son fotos únicas y muy viejas. Irreemplazables.
Me gustaría que lo tuvierais presente y bueno, una cervecita (mejor un Vinito de Madrid) en Barajas, en Atocha o dónde lleguéis, lo teneis pagado.
Besos y abrazos.
Juli Conesa i García
San Martín de Valdeiglesias (Madrid)"

- ¡Hala! Publica eso, Luci, ¡a ver si lo conseguimos!

Y yo, obediente, lo publico hoy, once de enero de dos mil once, a las cuatro de la tarde.

- Luego tú te encargas de enlazarlo en el FaceBook, ¿vale Juli?

T4, Atocha, Chamartín, Ávila.... dime dónde y yo estaré ahí.

-

lunes, 10 de enero de 2011

La cena de empresa

Tengo ganas de relatar la cena de navidad de la empresa, pero la verdad es que no sé por dónde empezar, aunque siempre será mejor ir al principio de las cosas, si.

Aunque no estoy en la plantilla, un grupo de hostelería de la zona me considera parte de su equipo, así que me llegó la invitación. Sucintamente se me informaba de que tal día a tal hora, se nos convocaba en uno de los restaurantes para celebrar éstas fiestas todos juntos. Sin más información.

A la hora en cuestión empezamos a aparecer todos en el punto de reunión y en un rato estábamos los más de veinte, dispuestos y preparados para una buena noche de fiesta.

Lo primero fue lo mejor: un minibús para que nadie tuviera problemas y dentro de él un mega-bar montado. Genial. Cada uno hizo su presentación en la "pasarela" del pasillo ante el regocijo de todos. Así llegamos a nuestro primer destino: la plaza Mayor de Madrid.

Ahí desembarcamos todos y le dimos una vuelta. Unos se hacían fotos asaltándo a transeuntes, otros buscaron gorros navideños... enfín una divertida vuelta que calentó nuestros motores ya alegres tras las primeras copas del bus.

Luego el Mercado de San Miguel: un mercado convertido en un recito abierto al tapeo y las bebidas. Ahí conseguimos, tras armárse cada uno con la bebida de su gusto, una mesa común donde reimos y disfrutamos un montón.

Ya a muchas revoluciones, nos volvimos a embarcar en el bus, esta vez con destino al restaurante, en Alcorcón, donde nos metimos entre pecho y espalda un excelente y moderno menú. Aquí nos calmamos un poco pero no lo suficiente como para no seguir con la fiesta.

Nuestro próximo destino, una Discoteca de moda: La Nuit, en Madrid de nuevo. Un amplio reservado casi con barra libre fue donde dejamos el resto de nuestras energías.

De vuelta al pueblo, a altas horas de la madrugada, cuando el cuerpo nos pedía ya el merecido y necesario descanso y al verlos a todos tan tranquilitos incluso me atreví a contarles uno de mis cuentos favoritos "El Trato", el primero que conté en el Café-Teatro de Nico hace ya muchos años.

Y así llegamos a casa, cansados, pero con el buen gusto de boca de una noche fenomenal como ninguna.

Una gozada.

Eso si, al día siguiente, al cabo de unas pocas horas, todo el mundo en su puesto como si no hubiera pasado nada. Cosas de vivir en nuestras carnes el duro mundo de la Hostelería.
En el Mercado de San Miguel, Madrid.

domingo, 9 de enero de 2011

Cartas de amor

No puedo dejar en el artículo sugerido ayer por mi amigo y jefe... de veras. Ya no tan solo por las cartas de amor que yo misma no he llegado a escribir, si no por las cosas que por diversas circunstancias se me han ido quedando en el tintero.

Volver a charlar en persona con mis amigos y amigas de la infancia y juventud me es muy dificil incluso proponérmelo puesto que estoy a muchos, muchos kilómetros de distancia pero si me lo propusiera de veras quizás en algún momento lo podría conseguir.

No. No me refiero a volver a charlar sino, como hizo mi jefe ayer, decirle a aquella persona que para mí era más que un amigo y que lo hubiese dejado todo por él. Pero eso ya no ocurriría, al menos en mi caso. La felicidad que me inunda hace que recuerde esas "fantasías adolescentes" como exactamente eso, fantasías.

Para acabar de rematar estos pensamientos, el otro día en uno de esos capítulos repetidos y repetidos de "Outers Limits" que reponen en Nitro: una viuda viejecita y con Alzheimer es cuidada y protegida por un amigo de juventud, también de su edad, con ese fondo de "amor por alguien sin nada a cambio" que cuanto más mayor me hago más y mejor comprendo. Bueno, pues por un extraño suceso acontecido cincuenta años antes, esta pareja de viejecitos rejuvenece por unas horas y se llegan a amar como no lo pudieron hacer en su juventud. Un argumento parecido es el de "Asignatura Pendiente", interesante película con una esplendida Fiorella Faltoyano y un hiperactivo e irreverente José Sacristán, donde una relación entre dos personas se retoma, por unos días, en el punto en que se dejó muchos años atrás.

¿Y si alguien de mi pasado volviera con una propuesta similar?

Retomar por unos días una relación interrumpida me daría miedo. Mi vida de hoy me hace feliz y no voy a ponerla en riesgo por nada del mundo, pero no puedo evitar, cuando cierro los ojos, el sentir cierto escalofío en mi piel cuando pienso en alguien de mi pasado a quien amaba en secreto.

¿Alguien pensará en mi del mismo modo? ¿Le pasará lo mismo?

No lo creo. Nunca fui lo que se dice popular en mi época. Con muchos complejos y miedo al ridiculo. Pero.... ¿podría ser posible, no?

No se. Quizás algún día escriba todas esas cartas de amor nunca escritas, no para enviarlas, si no para que mis hijos descubran que sentí, sufrí y disfruté sus mismas emociones y que el amor convive conmigo desde siempre.

Si, las escribiré. A lo mejor, cuando yo no esté, ellos las hacen llegar a su destino... ¡me gusta pensar en ello!


sábado, 8 de enero de 2011

NMB

Ya comenté ayer que un amigo mío ha colgado una foto suys de hace más de treinta años y quecosideraba que era algo atrevido. Bueno, pues hoy me he enterado que ha colgado, además, fotos de algunos de sus amigos de la época. Hasta aquí todo normal.

Ha puesto además una coletilla que indica que aunque se reconozca a alguien que no se le etiquete porque habrá a quien no le guste. Y así lo están haciendo sus amigos, muy obedientes. Hay quien ha reconocido a alguien de su familia y ha comentado un: Como la etiquete, me mata. y otros que hasta han reconocido su pie y le han puesto su nombre.

- Si, ciertamente era suyo.-  dice mi amigo contento.

Y la conversación nos llevó hacia ese camino de la nostalgia.... se quedó un momento mirando al aire con aspecto distraido:

- ¿Dónde andas? - le dije

Bajó sus ojos y me miró fijamente y la verdad es que no me esperaba lo que me dijo. Es interessante lo que puede provocar en éste hombre cierta visión retrospectiva de las cosas, o a lo mejor es que me considera como a su Dra.Watson particular y le gusta sincerarse conmigo, o simplemente, no se, no quiere que los años que se le empiezan a acumular dejen olvidadas las viejas cosas.

- ¿Cuantas cartas de amor deberías haber escrito y no lo hiciste?

Me sorprendió, porque estabamos hablando de un pie en una foto, nada más. Mi cara debió mostrar cierta perplejidad, porque, continuó así:

- Sólo es un pie, si, pero ella, no sé porque o mejor dicho, no lo recuerdo, se prestó a que yo la fotografiara esa tarde, en la Escuela de Danza. Pero antes, por culpa de unas fotos hechas en un viaje a Francia, donde decubrí que se me daba bien eso de las fotos, es por lo que estudié Fotografía. Pero antes de todo eso, antes de que todo eso ocurriera, yo me descubría mirándola muy a menudo y enviadiaba a uno de mis compañeros que en ese momento era más amigo de ella que yo. Me gustaba ella, sus amigos, su familia... ¿y si un día yo le hubiera escrito una carta de amor?. Siempre me lo preguntaré. Ella ha vivido todos estos años sin saber nada de mi ni yo de ella... ¡hemos perdido el contacto durante casi treinta años!. No, a mi edad creo que esa carta ciertamente no la tenía que escribir y por eso no lo hice, pero lo que si que me gustaría es que la gente que me importaba, a la que realmente quería, lo supiera.

- Pues nada - le dije - yo si quieres te publico esta carta de amor abierta a todos los que querías y que por una cosa u otra no se lo dijiste. Es un incio, ¿no?

Ya no me contestó. Mirando al techo seguro que revivía alguno de esos momentos de hace treinta años, con N..., A...., O...., Y...., A...., y con algunas otraas de las que no tengo constancia. ¿Me lo contará algún día?

Mi amigo, hoy, en su castillito.

viernes, 7 de enero de 2011

Unas fotos....

Un amigo ha colgado unas fotos de los años ochenta en su FaceBook. Hace treinta añitos de eso. Y lo extraordinario del caso es que si, ha puesto fotos de algunos de sus amigos, pero ha puesto una de él mismo.

Que valentía.

Que valentía porque él llego aquí, a mi pueblo sólo hace diez años y nadie conoce su vida anterior. Nadie. Ni familiares, ni fotos, ni referencias.... ésta es la primera que aparece en diez años.

Nos hemos creído todo lo que nos ha contado, le respetamos e incluso algunas personas le queremos, pero sólo al hombre que conocemos de éstos últimos años. Cuando hacía referencias a su pasado nos parece que habla de otra vida, ajena a todos nosotros incluso culturalmente.

Y ahora que ha puesto una foto suya, es como si verdaderamente esa otra vida desconocida confirmara irremediablemente su existencia.

Así que si hubo vida antes de ésta vida. ¡Vaya, vaya!

¿Veremos más? Espero que sí. Al menos me gustaría mucho.

Éste es mi amigo hace más de treinta años. ¡Madre mia!