Creo que ha llegado la hora de dedicarle un artículo a esta señora. (¿Porqué lo leo y suena mal?). Las connotaciones negativas de la palabra suegra hacen que todo lo que va a continuación de ella suene raro. Pues quiero cambiar eso.
Mi suegra es particular, como yo. Tiene sus manías, como yo y también como yo, hace las cosas a su manera. Eso no es malo. Lo único que hay que hacer es quererla.
¡Que cosa mas tonta! ¿verdad? ¡Pues no es ninguna tontería!
Pensad un poco. Se casó, convivió con su pareja y colaboró en "tirar p'alante" una casa, seis hijos y en un momento de su vida también tuvo que cuidar a sus propios padres hasta que partieron. Sus hijos, uno a uno, fueron haciendo su propia vida y abandonaron ese "nido" para volar solos. Unos formaron otras familias que le dieron siete nietos, otros ya nos esperan con su marido en nuestro último viaje. Y ella sigue ahí, al pie del cañón.
A menudo aparecemos revoloteando por su casa que nos llegamos a creer que es una extensión de la nuestra. Nos tiene que hacer una paella (aunque ella no quiera) porque le sale muy bien y claro, es lo que todos esperamos. Pagada de su bolsillo, por supuesto. Tiene que estar contenta, por narices, porque nosotros lo estamos y sus cosas, como son suyas, nos parecen poco importantes. Con la experiencia que acumula, nos atrevemos a darle (que no a pedirle) consejos y ella, como no, debe escucharlos con atención. Ni que decir tiene que ha de estar dispuesta y disponible (como no tiene nada que hacer) para que le podamos llevar a ese nieto griposo que no ha podido ir al "cole" y que no podemos atender porque trabajamos todos. Tenemos problemas y nos tiene que ayudar, por obligación. Si no enciende la chimenea, nos quejamos, si baja el volumen de la tele, protestamos, si no le gusta que "mojemos pan" en la cazuela la miramos con mala cara....
La lista sería interminable, al menos en mi caso.
¿Y cuando viene a nuestra casa? ¿La queremos calladita en el sofá hasta la hora de irse? Pues no. Opinará como todo hijo de vecino y comentará si esa cortina, ese mueble, esa planta o ese plato de macarrones le parecen bien o mal. Será suegra, pero ante todo es una persona humana y claro, la madre de tu pareja, de la persona que quieres y se ha de tratar como a cualquier visita o mejor. Aunque sea una visitante de confianza, no te puedes hurgar la nariz y esperar que no se queje o como mínimo, no te lance una mirada fulminante a ti primero y luego a su retoño. ¡Delante de tu jefe no lo harías!¡Fijo!
Creo que a una persona que ha dedicado su vida entera a los demás hay que hacerle un homenaje y que mejor homenaje que quererla. Y siempre que se deje, escucharla, cuidarla, apoyarla,... aguantarla,.... Seguro que en esta vida hay de todo incluso suegras y suegras pero yo tengo, si, esa suegra del homenaje.
¡Ah! A mi madre, la quiero más, porque además me parió y tuvo que aguantarme a mi (y me sigue aguantando) y eso fue y es un verdadero reto.
Mi suegra es particular, como yo. Tiene sus manías, como yo y también como yo, hace las cosas a su manera. Eso no es malo. Lo único que hay que hacer es quererla.
¡Que cosa mas tonta! ¿verdad? ¡Pues no es ninguna tontería!
Pensad un poco. Se casó, convivió con su pareja y colaboró en "tirar p'alante" una casa, seis hijos y en un momento de su vida también tuvo que cuidar a sus propios padres hasta que partieron. Sus hijos, uno a uno, fueron haciendo su propia vida y abandonaron ese "nido" para volar solos. Unos formaron otras familias que le dieron siete nietos, otros ya nos esperan con su marido en nuestro último viaje. Y ella sigue ahí, al pie del cañón.
A menudo aparecemos revoloteando por su casa que nos llegamos a creer que es una extensión de la nuestra. Nos tiene que hacer una paella (aunque ella no quiera) porque le sale muy bien y claro, es lo que todos esperamos. Pagada de su bolsillo, por supuesto. Tiene que estar contenta, por narices, porque nosotros lo estamos y sus cosas, como son suyas, nos parecen poco importantes. Con la experiencia que acumula, nos atrevemos a darle (que no a pedirle) consejos y ella, como no, debe escucharlos con atención. Ni que decir tiene que ha de estar dispuesta y disponible (como no tiene nada que hacer) para que le podamos llevar a ese nieto griposo que no ha podido ir al "cole" y que no podemos atender porque trabajamos todos. Tenemos problemas y nos tiene que ayudar, por obligación. Si no enciende la chimenea, nos quejamos, si baja el volumen de la tele, protestamos, si no le gusta que "mojemos pan" en la cazuela la miramos con mala cara....
La lista sería interminable, al menos en mi caso.
¿Y cuando viene a nuestra casa? ¿La queremos calladita en el sofá hasta la hora de irse? Pues no. Opinará como todo hijo de vecino y comentará si esa cortina, ese mueble, esa planta o ese plato de macarrones le parecen bien o mal. Será suegra, pero ante todo es una persona humana y claro, la madre de tu pareja, de la persona que quieres y se ha de tratar como a cualquier visita o mejor. Aunque sea una visitante de confianza, no te puedes hurgar la nariz y esperar que no se queje o como mínimo, no te lance una mirada fulminante a ti primero y luego a su retoño. ¡Delante de tu jefe no lo harías!¡Fijo!
Creo que a una persona que ha dedicado su vida entera a los demás hay que hacerle un homenaje y que mejor homenaje que quererla. Y siempre que se deje, escucharla, cuidarla, apoyarla,... aguantarla,.... Seguro que en esta vida hay de todo incluso suegras y suegras pero yo tengo, si, esa suegra del homenaje.
¡Ah! A mi madre, la quiero más, porque además me parió y tuvo que aguantarme a mi (y me sigue aguantando) y eso fue y es un verdadero reto.