Me aproximo poco a poco a los doscientos artículos publicados y cada vez se hace mas... no sé como decirlo... complejo sería la palabra, si, más complejo ser original y no repetirse.
Muchas veces me dan ganas de contar más cosas de los vinos, de los juegos olímpicos... y no, me corto y no dejo que esas ideas encuentren el camino hacia mi teclado. Intento ir exponiendo temas diversos y salvo cosas del espacio, que me apasiona, busco hablar de algo nuevo.
Hay días, ya lo dije, que soy capaz de escribir cuatro artículos de una sentada, del tirón, y otros días la simple visión de mi recuadro en blanco a la espera de estas palabras se me hace muy cuesta arriba. Son las cosas humanas. Si fuéramos máquinas como algunos pretenden, no tendríamos ese problema. Siempre al cien por cien hasta que nos pusieran el interruptor en off.
Ya comenté varias veces que soy una persona de lo más común y que no me pasan cosas extraordinarias, así que encontrar de qué escribir a veces es un reto. A la vista tengo lo que he hecho esta semana: mucho trabajo, más del habitual, incluyendo la preparación de una Jornada sobre Exportación que se desarrolló en el castillo. Por otro lado tengo encima el plan para los próximos días: excursión a Madrid Capital y a Alcorcón a comprar unas cosillas y más trabajo. También he prometido revisar mi armario ropero y ajustarlo a los fríos invernales... Cosas comunes y poco atractivas para exponer por aquí.
Mis temas personales favoritos son la política, la religión y el sexo, pero son tan habituales por todos lados que no me gustan verlos aparecer por aquí. Ya me pensaré si algún día lo hago.
De mientras le seguiré sacando punta a mis vivencias para destilarlas poco a poco en éste blog. ¡Ah! y perdonadme si algún día, sin quererlo, me repito... ¡son las cosas de la edad!
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