miércoles, 1 de diciembre de 2010

Me encanta explicar mi castillo.

En algunas ocasiones he tenido que actuar como guía o porque no había otra solución o porque la conversación nos ha llevado por ese camino. Y yo disfruto.

He escuchado en muchas ocasiones a los que realmente saben y como me gusta el tema, ya soy capaz de hacerlo bastante bien. Yo por mi parte, y dado mi carácter, he estudiado bastante, también. Me encanta saber y me encanta más saber lo suficiente para poder contestar a las impredecibles preguntas del visitante de turno, por extrañas que éstas sean.

Con todo me doy cuenta que, salvo excepciones, la gente pregunta poco o mejor dicho, se pregunta a sí misma pocas cosas. Yo hago una prueba siempre que puedo y nunca, nunca me falla:

- El Condestable de Castilla Don Álvaro de Luna compró a los frailes del Monasterio, el dominio de San Martín de Valdeiglesias en Febrero de mil cuatrocientos treinta y cuatro por treinta mil maravedíes.- le digo a mi visitante en un momento de la ruta.

Y paro de hablar.

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Y espero un poco más.

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Y nadie me pregunta nada y yo sigo.

¿Vosotros también tenéis claro lo que he dicho? os lo voy a repetir:

- El Condestable de Castilla Don Álvaro de Luna compró a los frailes del Monasterio el dominio de San Martín de Valdeiglesias, en Febrero de mil cuatrocientos treinta y cuatro, por treinta mil maravedíes.

¡A ver! ¿No se os ocurre ninguna pregunta? Porque a mi, el primer día que oí esa frase algo se le quedó pendiente de resolver a mi neurona.

Supongo que a estas alturas del artículo ya habréis encontrado cosillas: que si no he dicho cual monasterio o dónde estaba... que si era no Valdeiglesias sino Valle-iglesias o "valle de las siete iglesias"...

No, no, no...

Mi pregunta fue: 

- Y ¿cuánto eran treinta mil maravedíes?.¿Mucho?,¿Era un dominio caro?.¿Poco?,¿Lo compró de saldo en un alarde negociador con los frailes?

Como nadie me dio respuestas estudié el asunto. Esto es algo clásico en mi. Averigüé el precio del pan y el vino en esa época, que está bastante bien documentado. Luego ¡zas!, regla de tres con la actualidad y como resultado cuarenta y cinco mil euros, siete millones medio de las antiguas pesetas.

Ya tenemos el importe base, mas o menos, claro.

En ese punto estudié, por encima, el tema social: el dinero en la época era un bien muy escaso y la gente tenía pocos gastos superfluos, sólo básicos. Mi neurona, sin ninguna base histórica ni documental, calculó que una familia tipo "mileurista" actual de la época hubiera necesitado para vivir un mínimo de tres mil seiscientos euros al año. El esfuerzo familiar que yo calculé, sería como intentar tener actualmente en el banco ciento cincuenta mil euros, equivalentes a unos veinticinco millones de las pesetas. Eso serían los treinta mil maravedíes en la mente de las personas.

Y ahora la respuesta a mi pregunta. Ciento cincuenta mil euros me parece poco dinero por un territorio situado equidistantemente de los centros de poder de la época: Ávila, Toledo y Madrid, con agua y caza abundante, con buenos vinos.... Tuvo que ser un alarde negociador de Don Álvaro de Luna quien además del dinero debió ofrecer protección militar a la zona.

¿Porqué sólo se me ocurren a mí estas "tontunas"?

PD.- Si alguien es capaz de afinar mis cálculos dotándolos de veracidad que me lo haga saber, gracias.
Un Maravedí

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