domingo, 5 de diciembre de 2010

¡Que mal lo estoy pasando!

Hoy toca un tema de lo más marrano: los pedos, esos gases que nos acompañan durante toda nuestra existencia y que en alguna ocasión nos han llegado a incomodar.

Bueno, hoy he comido judías. Mmmmmm, un plato excelente que me han preparado con mucho amor y cariño. Me he comido un buen plato aún a sabiendas de lo que me esperaba: una tarde de pedos.

La cosa ha empezado sobre las seis de la tarde, cuando una presión me ha indicado que era necesario tomar medidas. Tengo la suerte de trabajar en solitario, pero no siempre, así que, antes de que apareciera alguien, he hecho un par de escapadas al exterior y .... ¡ya os imagináis!

También me pasa cuando como Cocido Madrileño así que ya me lo sé.

Un momento que ya vuelvo....

... ya estoy aquí de nuevo, perdonad.

Bueno, decía que no es un caso extraño en mí y a pesar de todo me sigue apeteciendo comer de cuando en cuando de estos platos flatulentos. ¡Que más me da!

Los problemas empiezan cuando estoy en compañía. En mi casa procuro no molestar pero es fácil sobrellevarlo. El asunto es incómodo cuando estoy en una reunión del trabajo, en la banda de música donde participo, o cuando atiendo a algún cliente. Hoy ha sido uno de estos últimos casos. No lo paso mal, pero noto que se me van acumulando aires por todos lados, que pugnan por salir estruendosamente y yo me debo mantener inflexible e imperturbable. Mi orgullo es que lo consigo casi en un noventa y nueve por ciento de las ocasiones, no sin el miedo a no conseguirlo cuanto más tiempo va pasando. Yo con ganas de salir corriendo a la calle y mis acompañantes, felices, de cháchara y sin ningún tipo de prisa. ¡Que tensión!

¿Y si un día perdiera el control?

No se. Nunca me ha pasado... aun. Al menos que yo recuerde. En algún concurso de pedos entre amigos si que he participado, ¿y quién no?, pero eso, que en un momento inoportuno, ¡zas!, un pedete, no tengo recuerdo en mis cuarenta y ocho añitos.

Pues no sé que haría, aparte de pasar mucha vergüenza. Mi palique y buen rollo son una garantía aparente para solventar el incidente con soltura, pero... 

Lo que si que es cierto es que si veo que me empieza a fallar el control en alguna ocasión, la única solución que voy a tener es la de dejar de comer éstos suculentos platos. Esa es una buena razón para aprovechar y disfrutarlos mientras pueda, como hoy, así que, con vuestro permiso, os dejo y me voy un ratito a tomar el fresco y ... ventilarme. 


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