Hay cosas que odio y una de ellas es esa: la informalidad. Hoy esperaba al herrero a las nueve y media de la mañana para hacer unos arreglos en la estructura de un local. A las diez y veinte ni había venido ni daba signos de vida.
No lo entiendo.
Yo a lo mejor no soy la persona mas puntual del mundo, pero lo intento. De todos modos a lo mejor tiene que ver con esa forma rara de quedar que tenemos las personas originarias de Catalunya:
- Quedem a quarts de nou - significa que quedamos en cualquier momento entre las nueve y las diez... en realidad lo correcto sería decir entre las nueve y cuarto y las diez menos cuarto.
A mi pareja le molesta esa forma de quedar, sin una hora exacta prefijada, pero te deja un margen de seguridad que es mucho mejor ante cualquier eventualidad.
De todas formas decir la hora por "quarts" creo que se está perdiendo por incomodidad. Para decir las nueve y cuarenta o las diez menos veinte tendrías que decir "tres quarts menys cinc de deu" y ya muy poca gente hace las cuentas rápidas. Es una pena.
De todas formas, y al hilo del tema, en estos días he vivido una serie continua de informalidades que me sublevan: citas que no se llevan a cabo, descoordinación y esta cita con el herrero que ya colma el vaso.
¿Tánto cuesta dar un toque y decir "donde dije digo digo Diego" o "tengo otro compromiso" o cualquier otra cosa? ¡No! ¡Que se quede esperando la idiota de turno!
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