lunes, 14 de febrero de 2011

Cuentos y Vino

Me andan detrás para colaborar en un par de programas en las radios locales. Gratis, claro, ¡cómo no!, pero ¿cómo decir que no?.

Por un lado una amiga que tiene un programa semanal me propone que vaya a explicarles, de cuando en cuando, un cuento. Nada de cosas infantiles, por descontado, y la verdad es que me apetece mucho.

Por la radio no es lo mismo que en persona. Recuerdo haberle contado a mi pareja relatos al oido, en la cama y mientras le iba invadiendo el dulce sopor del sueño. He contado cuentos en la biblioteca, en el teatro y claro, en la radio, aunque ya hace múcho tiempo.

Yo les sigo llamando cuentos porque relatos cortos me parece demasiado pomposo. Por otro lado, una vez llegada la adolescencia somos muy reticentes a conservar cosas, en principio infantiles y relatos cortos da la sensación de algo más serio que la historia de la "Caperucita Roja".

Como en muchas otras ocasiones simplemente nos enredamos con las palabras.

Para mí serán siempre cuentos.

Nunca me gustó explicar cuentos a los niños. Es muy fácil. Es mas complejo explicar una buen cuento, con sentido, a los adultos y finalmente yo me encuentro mejor ante ese público. Además, grandes autores han escrito grandes cuentos y eso me facilita mucho las cosas a la hora de mantener el interes en ese complejo público.

Por otro lado, otra radio local me pide una colaboración en una tertulia. Yo debería proponer un vino para acompañar la conversación y explicarlo brevemente. También me apetece.

El vino, como el pan, es para mi algo fascinante. Los enólogos hacen un trabajo formidable con el pequeño fruto de la vid y nos regalan una bebida atractiva y sugerente con un arco iris de sabores sin igual. Además los Vinos de Madrid son especialmente interesantes por su calidad y variedad y yo tengo una preparación específica en ellos. 

Aceptaré las dos propuestas. Cuentos y vinos ¡que mejor combinación personal!

"Yo tenía una granja en África...."

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