Helada

¡Que frio hace en la sierra! El caso es que es hace unos días en los que la helada nocturna baja muchos grados bajo cero. Hasta nueve me dijeron en la gasolinera y eso si que es frío.

Los montes que nos rodean presumen de nieve en sus cimas ¡queda de un bonito!, pero claro, a la que el viento sopla desde ellos y hacia el pueblo, las temperaturas bajan un montón. Son las cosas del invierno.

Ayer una vecina me dijo que pasara a buscar algo a su casa y lo hice despues de dejar a los niños en el colegio. A las nueve y media estaba en la puerta de su casa haciéndo sonar el claxon de mi coche. Ella abrió la puerta de la casa con lo que me  tenía que llevar en una mano y en la otra, así de lejos, me pareció un tablón delgado.

Mientras se acercaba, el tablón fue mostrando extrañas ondulaciones y texturas. ¡Era una toalla!

Esa noche, me comentó, la sacó a secar a la terraza y el resultado fué que la humedad se había congelado durante esta fria noche. En sus manos tenía una toalla completamente rígida y que se mantenía de pié de un modo desafiante en el más puro estilo "Aladdin".

No pude por menos que ponerme a reir.

En casa hace ya mucho tiempo que disfrutamos de un electrodoméstico poco ecológico pero muy practico en invierno: una secadora. Dos horitas y la colada sale completamente seca dispuesta para ser almacenada en los diferentes armarios personales. Un verdadero lujo, si.

Antes, durante el invierno, poníamos a secar la ropa en un tendedero interior cerca de los radiadores y en los días de sol la colada se secaba en el patio durante la mañana y era recogida por la tarde antes de que empezara a oscurecer. Nunca me pasó lo de la colada congelada de mi amiga, al menos que yo recuerde.

El invierno es, ciertamente, un engorro, pero te abrigas y punto. Es mucho mejor que el verano, que sólo lo puedes sufrir. El invierno puedes difrutarlo con normalidad. Con frío, pero disfrutarlo al fín: batidos de chocolate calentitos, castañas, sopitas.......... ¡mmmmmmmmmm!