viernes, 11 de febrero de 2011

Desde París con amor.

Estos días estoy viendo una colección de películas de acción: "Transporter", "Transporter 2", "Transporter 3" y "Desde París con amor". Me las han dejado los hijos de una amiga. ¡Cómo son! La verdad es que no recuerdo si alguna vez les comenté que me encantaban éste tipo de películas.

Recuerdo cuando los sábados por la tarde esperaba esa película hacia las cuatro de la tarde que se acababa a las seis mas o menos. Si había suerte era una de James Bond. Fenomenal.

Antes esas no eran la únicas en ese estilo, pero, eran las que más me gustaban. Un hombre mas o menos atractivo, valiente e incluso temerario, coches y chismes extraordinarios y una impresionante "licencia para matar" que, a modo de "patente de Corso", le permitía cualquier cosa. Increible.

Éstas películas son, en cierto modo, parecidas.

Ahora estoy viendo la de París.

Aparece un agente "tipo" Bond, Charlie Wax, interpretado por un fenomenal y calvorota John Travolta. Hay también un aspirante a a agente secreto, James Reese, que trabaja de secretario en la embajada y la chica de la película, Caroline,  es la novia de éste último. ¡Ah!, se me olvidaba decir que también hay un mundo occidental al que salvar, si no, no hay fiesta.

Bueno, no es la primera vez que la veo. Para que todo vaya bien y pueda seguir trabajando sin dispersarme tengo que haberla visto, como mínimo, unas cuatro veces y ya voy por la tercera. Me la tengo que saber de memoria para no necesitar mirarla y seguir con mi trabajo. Si no es así, mi neurona se colapsa. Los humanos somos relativamente imperfectos en modo multitarea.

¡Al grano!

Lo que me fascina de estas películas es la facilidad que tienen para salvar al mundo y conseguir matar a todos los malos. En esta se cargan a un monton de traficantes de drogas, aniquilan una celula terrorista y abortan un atentado tipo magnicidio. Todo sin despeinarse demasiado.

Y claro, eso debe ser lo del sueño americano, porque de real, nada de nada. Todos los gobiernos que sufren el terrorismo, eso, lo sufren. Si existieran agentes y sistemas como los que aparecen en ésta película simplemente no habría atentados. Y viviríamos felices y comeríamos perdices.

Pensadlo bien. En un rato, digamos que en unos dos días, éste par de muchachos eliminan la amenaza, e incluso de paso a unos cuantos delincuentes. Por supuesto la policia francesa llega tarde o incluso no llega, con todos los recursos diponibles en una capital. Los malos que mueren en ésta película creo que son unos cuarenta y y tres. Cuarenta y tres seres humanos juzgados y condenados a muerte.

Conceptos morales aparte, si este par de elementos pudieran ejecutar una acción como ésta cada semana, en un año fulminarían a unos dos mil doscientos "Elementos peligrosos". Menos problemas para la policía, reduciriamos el colapso judicial, las carceles estarían más vacias y como dije antes, viviriamos felices.

Entonces es verdad. Éstas peliculas son uno de los "sueños" de los americanos, el creerse que sus soldaditos hacen todas esas cosas de verdad y claro, por extensión los demás debemos ser unos palurdos y nos pasa lo que nos pasa por no tener super-mega-agentes como los suyos.

Enfín. Me gusta este tipo de cine de acción-fantástica, y mucho, pero sólo porque son unos cuentos muy entretenidos.

Recuerdo que una vez alguien me dijo que a los niños les gusta el cuento de "La caperucita Roja" porque les permite "enfrentarse" al peligroso lobo sin correr ningún riesgo y además ganarle. Como la persona que me lo dijo era experta en esos asuntos, seguro que será verdad.

Entonces... ¿yo debo ser como los niños? y estas pelícúlas... ¿mis lobos personales?

Si, seguro que si. ¡Guay!
Se ve dificil, ¿eh? pues de esta salen y no matan a ninguno

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