Una de las cosas que trastornan el habitual engranaje domestico son los periodos de vacaciones escolares. Uno está acostumbrado a un ritmo de actividad y horarios y las vacaciones lo cambian todo.
El pasado viernes empezaron las vacaciones escolares de Semana Santa y que aquí se extienden hasta el Lunes de Pascua, nuestra romería.
Los chavales, sin cole, "pululan" por la casa durante toda la mañana y el ritmo doméstico cambia. Las múltiples actividades de tarde de cada uno, natación, música, futbol, padel... que les agotan, también se suspenden unos días, así que llegan a la noche con las pilas a tope.
Mi pareja tiene días "moscosos" y se toma alguno en estos días, pero yo no. Suerte de mi suegra y su paciencia.
Estos días para mi son diferentes.
Por un lado me alegra que estemos todos por aquí, pero por otro... ¡menudo lio!
En las largas vacaciones de verano es diferente. En el pueblo el colegio sigue abierto en horario de mañana e incluso hasta con comedor, en lo que se llaman "Talleres de verano": ya no hay clase, van a pasar la mañana todos juntos y se lo pasan estupendamente. Luego la piscina de verano está abierta y se pasan las tardes ahí, en remojo. Además, para el mayor ya tenemos preparados dos campamentos de diez o doce días cada uno.
Pero para estos días.... bueno, la verdad es que "Talleres" hay, pero para tres días, lunes, martes y miercoles, pues como que se merecen un pequeño descanso, ¿no?, y como las notas, excelentes, han acompañado, pues más razón para que se relajen un poco.
A pesar de ser algo voluntariamente decidido, insisto, es un lio.
Por mi parte he modificado un poco los horarios de trabajo, pero sólo para los días festivos: jueves, viernes y domingo tengo pensado sólo trabajar un rato por las mañanas, si a mi jefe le parece bien, claro, y disponer de la tarde para todas las celebraciones de la Semana santa, que son muchas.
Enfín, veré cómo hacer para sobrevivir un año más a éstos días. Ya os iré contando.
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