Aquí se habla de esto, de aquello, de hijos, de música, de fiestas... de cualquier cosa y, de repente, cuando escribes algo con una (creo) leve carga sexual como mi post Imaginación Poderosa, la gente que me conoce someramente se sorprende.
Y... ¿porqué se sorprende? Veamos:
Una primera mirada al asunto sería saber en qué medida me conocen personalmente, o mejor, privadamente. En realidad sólo una persona me tiene medido al milímetro: mi pareja. Los demás conocen mi caracter popular o público. Conocen facetas de mi vida, pero no en toda su integridad y eso se nota. De esto no creo que toque hablar hoy, puesto que mi retrato lo vais viendo sobre la marcha. Con cada artículo.
Lo segundo y creo que más importante, es esa conciencia social que marca como un Tabú el hablar públicamente de ciertas cosas y básicamente sobre el sexo. Y de eso voy a hablar. Si. Pero sólo un poco y bajo mi prisma personal que es eso, "personal e intransferible" como el Abono de Transportes de la Comunidad de Madrid..
Quizás soy una persona privilegiada. Es posible. Cuando empece con la danza, a los catorce años, en plena efervescencia púber, mis amistades del instituto quedaban impresionadas cuando les comentaba que había permanentemente cierto contacto físico con personas del sexo contrario. No te digo cuando alguna vez se colaba algún comentario en relación a vestuarios pequeños, estrechos o comunes.... Contacto físico, si, pero sin necesidad de relaciones sexuales y eso ya dejó cierta marca en mí.
Luego mis estudios de fotografía y trabajos posteriores en ese campo, muy especiales, me permitieron conocer a personas con las que se podía hablar de temas sexuales, y de hecho hablaba, con absoluta y total naturalidad, sin tener que acabar la conversación en la cama.
Si, soy una privilegiada.
Normalmente somos capaces de hablar y hablar sobre cómo hacemos las cosas habituales, si cuando me ducho me lavo la cabeza al principio o al final, si cuando voy al baño me llevo lectura, si mi posición para dormir es esta o la otra.... en fin, ejemplos de la vida cotidiana. ¿Y de sexo? Pues normalmente no. ¿No sería interesante tratarlo con naturalidad? No se, comentar con los demás posiciones, trucos, habilidades, "gatillazos".... Nos limitamos a burdos comentarios sobre "las veces" que lo hacemos o no.
Estamos inmersos en una cultura que no pone al sexo en lo alto de una cúspide relacional, realmente lo banalizamos y personalmente lo ocultamos. La relación sexual es la más personal e intima de las relaciones. Personas desnudas física y emocionalmente relacionándose hasta lo más íntimo de su ser. Es maravilloso.
Bueno, ocultamos sólo los detalles, porque socialmente hemos convertido el sexo en el "Everest" de las relaciones. Si. Yo lo explico: Un escalador se plantea un reto, una cima a conseguir. Nosotros una persona con la que acostarnos. El escalador estudia, planifica, busca la ayuda de un sherpa, prepara e intenta la cima y la consigue, aunque no en todas las ocasiones. ¿Que diferencia hay cuando sólo intentamos acostarnos con alguien?. Una vez en la cima, nuestro escalador ha conseguido otra cima más, bajará para plantearse otro reto y explicará su triunfo. Conseguido el "polvo" posiblemente nos planteemos otro "objetivo" sexual y aqui si que explicamos cómo nos ha ido, casi con certeza nuestros amigos o amigas serán conocedores del "exito" pero, y esto es lo importante, sólo algunos pormenores. Personalmente creo que así se forjan relaciones inestables o poco sólidas, pero ese es otro tema.
No hablamos naturalmente de sexo y es nuestra relación más maravillosa. ¡Que cosas! Y posiblemente el problema se inice con nuestra propia pareja. ¿Hablas con ella de lo que le gusta, de lo que no, de por aquí o por allá, de arriba o abajo, de suave o no, de si gritamos o no, de caricias y cosquillas? ¿Mejor solos o acompañados, al aire libre o en espacios cerrados, mar o montaña, me desnudas o me desnudo?
Hablemos de ello.
Ahora pongo en marcha mi Imaginación Poderosa y veo a dos personas desnudas, sentadas con las piernas cruzadas entre ellas, frente a frente, casi piel con piel. Cada uno siente el calor y la respiración del otro. Las manos quieren tocar y la boca besar, pero no lo hacen.
- ¿Y ahora qué? - dice una de ellas
- ¡Hablemos de sexo! - dice la otra.
Ahora cierra los ojos e imagínate esta situación... o ¡mejor!... ¡ponla en práctica!.
- Hoy sólo quiero que me acaricies la espada... ¿que te parece? - dice... ¿él o ella? |
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