Con alegría recibimos siempre el paso de la Vuelta ciclista a España por nuestro pueblo, que dada la proximidad a Madrid, a la Sierra y a Gredos acostumbra a visitarnos un año sí y otro también.
Unas veces sólo de paso, otras meta volante, creo que tuvimos una llegada de etapa y este año, lo han hecho en dos ocasiones: el día diecisiete en su tránsito a Toledo y el día dieciocho con la salida de etapa desde nuestro castillo.
Realmente, con la de vecinos que practican el ciclismo en nuestro pueblo, no es de extrañar que tengamos figuras de éste deporte entre nuestros amigos. La zona, ya lo he dicho, es propicia para este deporte y muchos ciclistas de importancia surgen también de El Barraco, Cebreros, El Tiemblo, etc...
Bueno, como dije al principio, la recibimos con alegría, pero ¡como te pille su maquinaria logística entre sus "fauces"!....
Uno ve los reportajes por la tele y se hace una idea, pero en vivo es completamente diferente, tanto en lo deportivo como en todos los demás aspectos:
El primer paso por el pueblo fue el día diecisiete al mediodía. Venían de las tierras de Ávila y corrían hacia Toledo, donde se ubicó el final de etapa. A mí me pilló comprando en el supermercado DIA, justo dentro del ángulo de pueblo que cortaron al trafico. Ahí me tenéis: carretera cortada = coche aparcado en el parking, sin poder salir. La única alternativa era la espera.
Durante veinte interminables minutos vehículos de organización y de la Guardia Civil de Tráfico circulaban a toda velocidad asegurando la seguridad vial de los ciclistas. Luego un grupo de escapados con sus coches de apoyo, motoristas diversos, cámaras de televisión, etc. Unos diez o quince minutos más tarde pasó un pelotón estirado, permitiendo que pudiéramos reconocer a éste y aquel corredor. Tras ellos una caravana de asistencias y el vehículo de fin de carrera.
Casi una hora estuvo el pueblo y sus carreteras de acceso en un bloqueo circulatorio completo.
Contentos nos fuimos a casa a comer. Nos faltaba la segunda parte de "La Vuelta"
A las tres de la tarde llegaron los primeros camiones del "circo" de esta prueba deportiva: San Martín de Valdeiglesias era la próxima salida de la prueba.
Vallas y servicios de catering fueron los primeros en "tomar" el Castillo y sus alrededores y sincronizados, casi un centenar de personas montaron las bases de lo que iba a ser esa Salida. A las seis de la tarde lo tenían todo controlado.
Iniciaron el día siguiente a las seis de la mañana: montando bares y carpas, baños públicos, música ambiental. La cocina iba a todo trapo: montaditos, tapas, jamón...
A las once de la mañana unas quinientas personas pululaban por la zona. Todos atendidos por promotores, azafatas y camareros. Regalos para todos: gorras, camisetas, ... Algunos corredores atendían a niños y aficionados firmando autógrafos.
Ni que decir tiene que a esas horas todo el pueblo estaba cortado al tráfico ya que efectuaban un circuito urbano por nuestras calles hacia la salida oficial situada a las afueras.
Cuando hacia las doce y cuarto se dio la salida a los corredores ya casi no quedaba nadie en las carpas y en dos horas el campamento improvisado había desaparecido. Todo. Sólo la basura indicaba que había habido una fiesta deportiva de primera magnitud.
A las tres de la tarde ni esos restos estaban.
- Buenas tardes - le dije a unos clientes forasteros - ¿habéis venido para ver la salida de "La Vuelta"? -
- ¿Dónde es? - me preguntaron
- Ha sido esta mañana. Aquí mismo.- comenté - Ya se han ido todos.
- Venimos de Ávila y no hemos visto nada.- me dijeron.
Si. Pasaron, llegaron, estuvieron unas horas y se fueron. Ya no les volveremos a ver hasta el año que viene. Un verdadero circo ambulante.
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