Jope.... quería escribir algo sobre el 23-F coincidiendo con el treinta aniversario y mi neurona, enfrascada en otros pensamientos, lo ha dejado aparcado en un rincón hasta ahora. ¡que más da! lo escribo hoy y listo.
¡Treinta años ya!
Yo con dieciocho añitos vivía una pasión revolucionaria muy izquierdosa para llevar la contra a mis centristas padres. Si, mi carnet del PSUC, bueno, no el carnet, las entradas para la Festa de Treball, en el bolsillo, el Libro Rojo de los Escolares en la estantería de mi habitación y votante convencido de Esquerra Republicana.....
Quien más y quien menos se acuerda de lo que estaba haciendo esa noche. Preguntad, preguntad y veréis que es verdad, al menos con la gente que ronda mi edad.
Recuerdo estar oyendo la SER mientras rompía cualquier papel que tuviera tonos rojos… ¡incluso rosados! Y el miedo.
Por esas épocas yo ya había tenido diversas experiencias policiales con los Anti Disturbios y sus métodos. Ellos me habían cacheado, apuntado con una metralleta o un chisme de esos, pintado de color azul, disparado bolas de goma, perseguido a caballo por los andenes de metro armados con sus porras eléctricas.... Si. Esa era mi experiencia con la policía y mi neurona llegaba a la conclusión que el ejercito que irrumpía en nuestra vida en forma de intento de golpe no lo hacía con buenas intenciones.
Esa mañana en el pequeño mercado donde trabajaba la actividad era frenética. La gente estaba comprando víveres como si se acabara el mundo. Sobre todo la gente mayor. Yo, ya sin papeles incriminatorios, oía en el bar donde desayunaba todos los días los más variopintos comentarios, aunque en Cornellà del Llobregat, donde teníamos la charcutería, las gentes eran mas bien obreras y había cierto puntito revolucionario en el aire.
Las cosas fueron volviendo poco a poco a su cauce natural y todo quedó en algo anecdótico para contar a tus nietos.
Y no sé que más contar.
Lo que quería era dejar constancia que yo también estaba ahí viviendo en primera persona uno de los capítulos de la historia de éste país. Ese año ya estaba en la Caja de Reclutas, en situación previa a mi incorporación al servicio militar obligatorio, y me las ingenié para conseguir un pasaporte militar que me permitiera salir, legalmente, del país… ¡por si acaaaaaaso!
... la democracia española en manos de los nostálgicos... |
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