Va a ser verdad que la crisis que estamos sufriendo empieza a afectar a todo el mundo. Poco a poco, en vez de ir para adelante parece que estamos aún peor.
Una vez más un pequeño detalle observado en mi entorno hace que ponga manos a la obra y le dedique unas líneas al asunto: los coches de mis vecinos.
Ya hace unos cuantos años que como en casa. Una suerte. Pero eso no les pasaba a algunos de mis vecinos. Salíamos todos por la mañana a nuestros destinos laborales y la calle quedaba muy vacía de coches. Todos aparcamos nuestros vehículos, como mucho, a veinte metros de nuestras casas, sin problemas de aparcamiento y claro, si nos vamos, nadie ocupa nuestros espacio.
Yo volvía a comer y siempre aparcaba delante mismo de la puerta de mi casa y mis vecinos volvían al acabar su jornada laboral, ya de noche. Siempre igual.
Ahora no.
De un tiempo a esta parte casi todos vuelven a casa a comer y a las dos de la tarde nuestra calle está llena de coches y eso dura hasta las tres, hora en que se vuelve a vaciar.
Curioso detalle.
Y eso es que los presupuestos domésticos deben estar muy menguados y no dan para muchas fiestas. Claro, siempre es más barato comer en casa. Y si es en casa de tu suegra o de tu madre, no te cuento.
Éste detalle se une a la cantidad de caras nuevas, mas o menos, que ves a la hora de recojer a los chavales en el colegio, también a las dos. Si, todo junto hace que piense que eso de apretarse el cinturón se está democratizando y ya afecta a todas las clases sociales de mi entorno.
La delincuencia también se incrementa y esa es otra cosa que unida a todo lo demás hace que mi hipótesis inicial se afiance aún más si cabe.
Un conocido mío tiene una bar de esos de gran cristalera y que para cerrar simplemente hechaba unas cortinas y cerraba con llave. Punto. Pues ayer ví que ya ha hecho poner una persiana metálica que cierra el local completamente:
- ¡Dos mil euros! ¡Si! He tenido que gastarme, estando las cosas como están, dos mil euros para evitar que me vuelvan a entrar o al menos para ponerselo más dificil. ¡Y es que ya me han entrado dos veces! ¡Ya está bien!
Eso me comentaba mientras llenabamos el deposito de nuestros respectivos vehículos, uno a cada lado del surtidor.
No hicimos más comentarios al respecto porque la situación nos llevó a otro tema: el precio de la gasolina.
Y es que nos apretan por todos lados, y creo que ya a todo el mundo.
Mmmm... como en los viejos tiempos..... |
Amigo, que mente creativa tienes, ya he leído varios de tus posteos, y me gusta mucho la forma que tienes de contar las cosas. Un abrazo!
ResponderEliminarrecién ahora me doy cuenta que en vez de amiga te he dicho amigo! jejeje, disculpa Lucía, te cuidas!
ResponderEliminarDamián.
Disculpado. Gracias. La verdad que el reto de escribir cada día hace que a veces los temas sean un poco flojos, pero se hace lo que se puede. Gracias, una vez más, por tu aliento. Besos.
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