martes, 1 de marzo de 2011

Yo también pudo montar una empresa de teleoperaciones.

Me quedó pendiente el comentario sobre mi entrevista para un trabajo de telemarketing desde casa y voy de cabeza a ello.

Bueno, la empresa, ubicada en un pequeño centro de negocios, se dedica a los cursos formativos para empresas. Esos cursos subvencionados y obligatorios que son necesarios para evitar una multitud de sanciones a las empresas y a los trabajadores. El principal asunto en cartera está relacionado con la LOPD, la Ley Orgánica para la Protección de Datos.

La cuestión es que las empresas, todas, deben nombrar un responsable de los datos archivados, hacer un curso, en principio on-line, y registrar sus archivos oficialmente, incluyendo la información proveniente de las cámaras de video vigilancia. La cosa, además, es gratis si la empresa tiene al menos un empleado en el régimen general de la Seguridad Social. La cosa parece facil.

Has de dsiponer de ADSL para poder consultar la base de datos de la LOPD y la tarifa plana del teléfono para poder hacer las llamadas a los posibles clientes. El horario, el que quieras. La base de clientes no existe, has de buscarte la vida. El contrato... bueno, de momento has de demostrar eficacia para poder empezar a hablar de ello.

Hay que reconocer que pagar si que pagan, dicen. Algo es algo.

El teleoperador ha de conseguir una cita para que alguno de los comerciales de la empresa vaya a cerrar la operación. Ese es el trabajo: levantar la liebre para que luego el cazador dispare a placer. Por cada visita concertada efectivamente pagan diez euros y si luego consiguen vender, cuarenta. No me ha quedado demasiado claro si son acumulados, cincuenta en total, o una de las dos depende del resultado de la acción.

Bueno... ¿Qué os parece?

Yo también monto una empresa mañana así.

Busco empleados que lo pongan todo y como resultado de su trabajo voy a tiro hecho. Sólo he de pagar, no por el hecho de que trabajen, sino cuando su trabajo dé resultados tangibles y además sólo los contrataré cuando esté seguro de que funcionan mejor que bien. Yo me siento a esperar. Sólo tengo que esperar sus resultados y a medida que se vayan produciendo, intentar vender, claro, pero a unos clientes que ya están interesados y perceptivos. El trabajo duro, el separar el trigo de la paja, ya me lo dán hecho por diez euros.

El riesgo comercial está reducido al mínimo.

cada día aprendo algo nuevo. Yo y las cinco muchachas que participaban conmigo en la reunión informativa preliminar.

¿Yo? He dicho que si, claro. Al menos para saber cómo sigue todo éste asunto y saber cuanto puedo gannar desde casita y en pijama.

Ésto se acaba señores

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