miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Y si verdaderamente hubiera un fantasma en el Castillo?

Tengo un amigo que se pasa las tardes, hasta la noche, en el Castillo de La Coracera en San Martín de Valdeiglesias y dice que sí, que hay, al menos, un fantasma. Y yo pienso: ¡Y él ahí tan contento!

¡No puede ser verdad!... ¿o si?... Conociéndole, es capaz de haber entablado una buena amistad con el espectro en cuestión y se pasan las tardes jugando a la "Oui-ja". Bueno... si ha entablado amistad con él no necesitarán un chisme de esos.

¿De que se puede hablar con un fantasma? Del tiempo no creo...

- ¿Que tal estás fantasma?
- Mueeeeerto - puede contestar lacónicamente

Mi amigo no creo que aguante demasiados laconismos así que intentará sus famosas "preguntas abiertas" que requieran explicación por parte del fantasma, con este estilo:

- Explícame cosas sobre ti y tu vida

Si el espectro le dice un Noooo rotundo (única salida lacónica que tiene) mi amigo le plantará un ¿porqué? y así hasta el infinito. El fantasma tendrá la eternidad por delante pero mi amigo también.

Otras preguntas que le hará, seguro son:

¿Que haces durante todo el día?
¿Que haces cuando me voy?
¿En que nos podemos ayudar?
¿Que planes tienes?

Yo es que me imagino un espectro que no le conteste y seguro que el fantasma abandona el castillo por no oírle más.

De todas formas me sigo preguntando de qué hablar con un fantasma. ¿se les podrá preguntar cosas de otros fantasmas? ¿de muertos? ¿del futuro? ¿de Dios? ¿de política? ¿de sexo?... Un fantasma de éste pueblo ¿será del Atléti o del Madrid? ¿Sabrá quien es Belén Esteban? ¿Zapatero?....

Y si te haces amigo de un fantasma, ¿le puedes enviar a casa de alguien y que te informe de lo que tienen en la nevera, por ejemplo? ¿Puedes salir de copas con él? ¿ir al monte? ¿te podría echar una mano con las tareas de la casa? :

- Oye fantasma, pon una lavadora de ropa blanca y no te olvides meter también tu sábana que tiene unos manchones de arrastrarse por el suelo que no veas -

Lo bien que me iría que me hiciera de canguro de los niños algún que otro día....

- ¡Niño!, ¡vete a jugar un rato con el fantasma y déjame en paz mientras hago la cena! -

Todo esto sin abusar de la amistad, claro y eso e lleva a otro punto: ¿que necesita mi amigo fantasma? ¿en qué le puedo ayudar? ¿necesitará algún tipo de alimentación? ¿iluminación?... ¿cómo cuidarlo? Si se pone enfermo ¿quien lo cura? ¿un espiritista? El médico del centro de salud no creo...
 
Estoy en la certeza que mi problema con los fantasmas es que no he podido entablar la adecuada relación con ninguno y que por eso me asustan, por miedo a lo desconocido.

Tendré que preguntarle a mi amigo.
- ¡Ahora está limpia del todo! ¡Venga! ¿Te vienes a tomar una cervecita?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Desde aquí puedes participar tambien tú.