Estoy seguro que tengo ciertas rarezas, es más, lo sé. Una de ellas es evidente: no leo. Bueno, eso no es verdad. Me leo cada mes el National Greographic y todo lo que cae en mi mano, pero nada más. Hace ya mucho tiempo, casi ni me acuerdo, que no leo un libro.
Recuerdo cuando de chaval devoraba los libros de Enid Blyton con las aventuras de "Los Cinco". En un fin de semana me los ventilaba. Además tebeos, cómics, la prensa.... ¡de todo!
Tuve otra época en que me leí todo lo de Agatha Chrystie. Todo. Sobre todo fascinado por Hercules Poirot el cual creo que sería mi héroe particular. El representante del triunfo de "la neurona" ante cualquier circunstancia. Curiosamente esos libros no soportaron una relectura posterior pues me parecieron muy mal escritos, (¿Cómo me ha podido gustar esto a mi?) De todos modos, a pesar de su creadora, ese personaje permanecerá por siempre en mi memoria.
Luego recuerdo libros puntuales, épocas en las que leí algo más, pero lo que aseguro es que ahora... ¡nada!.
Se que tendría que dar ejemplo a mis hijos pero ¡no me apetece!
- Tienes que leerte este libro, te va a gustar -
Y no me lo leía. De hecho hace años que ya no me lo dice. Tampoco me compra libros.
Quizás lo que no he dejado de leer nunca han sido los relatos cortos. Eso si que me gusta, porque lo lees en un ratito y luego tienes tiempo de revivir en tu cabeza el cuento y paladearlo enteramente a tu gusto. Si, definitivamente me gustan los cuentos.
En cambio escribo.
Escribo todos los días en éste blog a modo de diario. Relatos cortos de pensamientos cortos de vivencias cortas, donde una frase crece hasta convertirse en un artículo.
Este articulo nace de un intercambio de frases con una amiga:
- Bueno, me voy para adentro que estoy leyendo un libro estupendo. ¿Tu no lees algo cuando te aburres? - me ha preguntado
- No - Le he dicho - cuando me aburro, escribo.
Y se ha alejado riéndose para sí.
Cuando he encendido el ordenador lo primero que he escrito ha sido el titulo de éste artículo: Las rarezas humanas.
¿Tengo muchas más?
Recuerdo cuando de chaval devoraba los libros de Enid Blyton con las aventuras de "Los Cinco". En un fin de semana me los ventilaba. Además tebeos, cómics, la prensa.... ¡de todo!
Tuve otra época en que me leí todo lo de Agatha Chrystie. Todo. Sobre todo fascinado por Hercules Poirot el cual creo que sería mi héroe particular. El representante del triunfo de "la neurona" ante cualquier circunstancia. Curiosamente esos libros no soportaron una relectura posterior pues me parecieron muy mal escritos, (¿Cómo me ha podido gustar esto a mi?) De todos modos, a pesar de su creadora, ese personaje permanecerá por siempre en mi memoria.
Luego recuerdo libros puntuales, épocas en las que leí algo más, pero lo que aseguro es que ahora... ¡nada!.
Se que tendría que dar ejemplo a mis hijos pero ¡no me apetece!
- Tienes que leerte este libro, te va a gustar -
Y no me lo leía. De hecho hace años que ya no me lo dice. Tampoco me compra libros.
Quizás lo que no he dejado de leer nunca han sido los relatos cortos. Eso si que me gusta, porque lo lees en un ratito y luego tienes tiempo de revivir en tu cabeza el cuento y paladearlo enteramente a tu gusto. Si, definitivamente me gustan los cuentos.
En cambio escribo.
Escribo todos los días en éste blog a modo de diario. Relatos cortos de pensamientos cortos de vivencias cortas, donde una frase crece hasta convertirse en un artículo.
Este articulo nace de un intercambio de frases con una amiga:
- Bueno, me voy para adentro que estoy leyendo un libro estupendo. ¿Tu no lees algo cuando te aburres? - me ha preguntado
- No - Le he dicho - cuando me aburro, escribo.
Y se ha alejado riéndose para sí.
Cuando he encendido el ordenador lo primero que he escrito ha sido el titulo de éste artículo: Las rarezas humanas.
¿Tengo muchas más?
un par de ellas, pero sin importancia (creo)... no sabes lo que te pierdes al no leer... aunque escribir está bien. tq
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