Fantasmas

Mi hijo de diez años ya me habla de al existencia de fantasmas, psicofonias y otras cosas por el estilo, y es que el ambiente relajado de los talleres de verano de la escuela, les permite una mayor comunicación entre compañeros a la par que los monitores promueven actividades fundamentalmente lúdicas.

-¿Existen los fantasmas? ¡En el castillo del pueblo me han dicho que los hay! Han grabado una psicofonía y se los puede oír.- me dice él.

Mi respuesta fue que investigara y que no diera por sentada cualquier "verdad absoluta" proveniente de compañeros y monitores. Le dije que aún existen cosas, y muchas, que la humanidad desconoce, que deberán descubrirse con el paso de los años y que estos descubrimientos nos ayudarán a comprender misterios y extrañezas que ahora nos sorprenden o maravillan. Insistí en que trabajara para descubrir SU verdad y olvidarse de las verdades de los demás (al menos en estos temas)

El único interés que tengo es que aprenda a ser crítico, curioso y trabajador...  Que aprenda que vive en un mundo complejo y cambiante. Que entienda que, aun hoy, con los avances que nos inundan, existe espacio suficiente para poder desarrollar su vida y su futuro en plenitud.

-¡Os queda mucho por hacer a vuestra generación! ¡Tenéis que descubrir y desarrollar montones de cosas! ¿O no?- le dije en un momento de la conversación.

Él se me quedó mirando como yo lo hice con mi padre. ¿Qué mas le podía pedir a la vida, yo, en aquella época? Tenía mi máquina de fotos, mi tocadiscos en una cadena hi-fi, un radiocasete portátil, mi colección de tebeos del Capitán Trueno y Mortadelo y Filemón, una vivienda con patio en una ciudad como Barcelona... tardé muchos años en comprender lo que intentaba decirme mi padre. A mi hijo le pasará lo mismo.