domingo, 9 de enero de 2011

Cartas de amor

No puedo dejar en el artículo sugerido ayer por mi amigo y jefe... de veras. Ya no tan solo por las cartas de amor que yo misma no he llegado a escribir, si no por las cosas que por diversas circunstancias se me han ido quedando en el tintero.

Volver a charlar en persona con mis amigos y amigas de la infancia y juventud me es muy dificil incluso proponérmelo puesto que estoy a muchos, muchos kilómetros de distancia pero si me lo propusiera de veras quizás en algún momento lo podría conseguir.

No. No me refiero a volver a charlar sino, como hizo mi jefe ayer, decirle a aquella persona que para mí era más que un amigo y que lo hubiese dejado todo por él. Pero eso ya no ocurriría, al menos en mi caso. La felicidad que me inunda hace que recuerde esas "fantasías adolescentes" como exactamente eso, fantasías.

Para acabar de rematar estos pensamientos, el otro día en uno de esos capítulos repetidos y repetidos de "Outers Limits" que reponen en Nitro: una viuda viejecita y con Alzheimer es cuidada y protegida por un amigo de juventud, también de su edad, con ese fondo de "amor por alguien sin nada a cambio" que cuanto más mayor me hago más y mejor comprendo. Bueno, pues por un extraño suceso acontecido cincuenta años antes, esta pareja de viejecitos rejuvenece por unas horas y se llegan a amar como no lo pudieron hacer en su juventud. Un argumento parecido es el de "Asignatura Pendiente", interesante película con una esplendida Fiorella Faltoyano y un hiperactivo e irreverente José Sacristán, donde una relación entre dos personas se retoma, por unos días, en el punto en que se dejó muchos años atrás.

¿Y si alguien de mi pasado volviera con una propuesta similar?

Retomar por unos días una relación interrumpida me daría miedo. Mi vida de hoy me hace feliz y no voy a ponerla en riesgo por nada del mundo, pero no puedo evitar, cuando cierro los ojos, el sentir cierto escalofío en mi piel cuando pienso en alguien de mi pasado a quien amaba en secreto.

¿Alguien pensará en mi del mismo modo? ¿Le pasará lo mismo?

No lo creo. Nunca fui lo que se dice popular en mi época. Con muchos complejos y miedo al ridiculo. Pero.... ¿podría ser posible, no?

No se. Quizás algún día escriba todas esas cartas de amor nunca escritas, no para enviarlas, si no para que mis hijos descubran que sentí, sufrí y disfruté sus mismas emociones y que el amor convive conmigo desde siempre.

Si, las escribiré. A lo mejor, cuando yo no esté, ellos las hacen llegar a su destino... ¡me gusta pensar en ello!


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