jueves, 20 de enero de 2011

¡Yuyu!

Estos días de recuerdos me hacen pensar ya no tanto en mi juventud sinó en algo que viven mis hijos ahora y sobre lo que no tengo claras las consecuencias futuras.

Yo crecí y viví en una gran ciudad hasta mis treinta y cinco años y ellos están creciendo en un pueblo de pocos miles de habitantes. No parece que eso sea algo problemático, ¿verdad?. Y estrictamente eso es algo realmente estupendo para todos. Algo que todo el mundo debería probar alguna vez.

No, de vivir en un pueblo no es de lo que quiero hablar, pero sí de una circunstancia interesante: hasta este año sólo había un colegio para todos los niños del pueblo, y eso me lleva a un pensamiento: toooodos los niños crecen juntos, agrupados por edades y todos se conocen.

En mi barrio había, como poco, seis colegios y salvo con algún vecino, la relación la entablabas con tus amigos de clase. ¿Que puede pasar cuando todos los chavales de un pueblo crecen juntos? No lo se.

No es algo malo, es algo que simplemente no me puedo ni imaginar. 

Nadie parece estar preocupado y es una cosa que siempre ha sido así, pero para mi es algo extraño.

No hay mas niños de diez años en el pueblo que los que juegan en el patio con mi hijo de diez. Punto. Y en el instituto pasa algo parecido aunque hay también jóvenes de otros pueblos.

Mis pensamientos me llevan a pensar que hay muchas posibilidades de que estén en ese mismo patio los hombres y mujeres que llevarán las riendas de éste pueblo en el futuro y que algunos de ellos se acabarán emparejando para formar sus respectivas familias... y ¡es que están todos juntos! No hay más niños en el pueblo salvo unos cuantos que van a ciertos colegios de pago.

Es una extraña sensación la que me invade cuando, ocasionalmente, paso por delante y es la hora del recreo.

No es mas que inexperiencia y desconocimiento. No me produce ningún desasosiego, sólo cierta curiosidad. ¿Quién será el alcalde dentro de treinta años? ¿Y el panadero o el albañil? ¿Y los policias? ¿los delincuentes?.... me paro un momento, me los miro, y borro esas ideas de mi cabeza... ¡son sólo niños ahora!

Pero vuelve otra: cuando sean mayores todos habrán sido compañeros de colegio, alcaldes, concejales, panaderos, albañiles, policías y delincuentes....¡Que cosas! ¿no?

Ésto en una ciudad es imposible que pase. Pensadlo un poco y vereis que da cierto "yuyu".

Al menos a mí si.
También fue niño. Zapatero disfrazado por carnaval.
También fue niño. Aznar es el primero de la izquierda por abajo.

También fue niño. Rajoy es el número 6.

1 comentario:

  1. Empiezo por el final...hay algunos que parecen que han olvidado que fueron niños, quizá todo marcharía mejor si lo recordaran.
    En cuanto al meollo de la cuestión, tengo que decir que yo crecí en un pueblo, aún más pequeño que el de tu hijo, aunque sea el mismo.
    Todos los niños íbamos a ese colegio y ha pasado que ... la mayoría viven en este pueblo y se han unido a gente de este pueblo, otros -como yo- encontramos la media naranja (o medio limón, depende del momento), lejos del pueblo.
    Lo que sí siento es que paseo por las calles de mi pueblo y si, por la causa que sea, necesito algo de alguien puedo pedírselo a cualquiera, pedir ayuda porque o bien es uno de los que crecieron conmigo o es un hermano mayor (en cuyo caso creción con mis hermanos mayores), o un tío o primo de alguno de éstos.
    Siento que aquí todos me conocen y todos me pueden ayudar, aquí soy, simplemente, la nieta del tío mellizo.

    También viví en MAdrid y allí yo sentía la más absoluta de las soledades y sólo me sentía segura en el seno de mi familia.
    Y si me pasaba algo, como sucedió en un par de ocasiones, sólo me quedó el gritar y salir corriendo, pero nunca, nadie se me acercó a echarme una mano.
    A lo mejor sólo tuve mala suerte y lo he magnificado, pero no cambio mi pueblo y la cercanía de su gente por nada del mundo.
    Besos

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