Estoy de caza.
Si. A pesar de todas las medidas de protección, se me ha colado un ratoncillo en el Castillo. Y ¿cómo lo sé? pues porque cuando se hace el silencio, ese silencio absoluto del que disfruto en muchísimas ocasiones, he oído ese "cri-cri" característico.
Como tengo más o menos localizado su escondite, esta noche pasada le he dejado un poquito de pan para confirmar mis sospechas y ésta mañana he observado que mi amiguito ha seguido sus instintos y ha dando buena cuenta de ello.
¡Qué listo es mi Ratatouille particular! Como en su astucia rehuye las trampas, he cambiado el cebo en alguna de las más próximas por otro que, estoy seguro, le engañará. Esta vez le he puesto cereales. Tóxicos, pero unos bonitos cereales altamente engañosos.
Serás mío, sin duda.
¡Cómo somos! Llevan viviendo por aquí, entre éstas paredes, más de quinientos años y cada vez que las ocupamos los humanos nos dedicamos a fulminarlos. Por motivos sanitarios y por higiene fundamentales, pero los aniquilamos. Personalmente no maltrato a ningún animal pero esto es absolutamente necesario.
Es conocido por todos que los especialistas en restauración que rehabilitaron el castillo en ésta última fase, informaban del avistamiento no de ratones, sino de verdaderos "conejos" cuando trabajaban en los patios exteriores. Yo, en estos cinco meses, no he sido capaz de ver ninguno, quizás porque mantenemos un "equipo" de gatos que disfrutan libremente de los espacios abiertos del recinto y mantienen a raya a los demás bichos.
Pero los gatos no pasean por el interior del Castillo. ¡Solo faltaría eso! así que el control de plagas nos toca al equipo humano y no al gatuno. Y en eso estoy.
Ésta mañana no sabía si ponerme las ropas de cacería o si hacerlo normalmente. Al final me he decidido por esto último ya que mi plan era usar tecnología de caza pasiva, pero en mi interior surge ese espíritu primitivo de supervivencia:
- O tu o yo. No hay lugar para los dos en éste Castillo, Ratatouille.
¿Quien ganará este duelo entre piedras?
Hoy no lo puedo saber, pero en unos días......
Si. A pesar de todas las medidas de protección, se me ha colado un ratoncillo en el Castillo. Y ¿cómo lo sé? pues porque cuando se hace el silencio, ese silencio absoluto del que disfruto en muchísimas ocasiones, he oído ese "cri-cri" característico.
Como tengo más o menos localizado su escondite, esta noche pasada le he dejado un poquito de pan para confirmar mis sospechas y ésta mañana he observado que mi amiguito ha seguido sus instintos y ha dando buena cuenta de ello.
¡Qué listo es mi Ratatouille particular! Como en su astucia rehuye las trampas, he cambiado el cebo en alguna de las más próximas por otro que, estoy seguro, le engañará. Esta vez le he puesto cereales. Tóxicos, pero unos bonitos cereales altamente engañosos.
Serás mío, sin duda.
¡Cómo somos! Llevan viviendo por aquí, entre éstas paredes, más de quinientos años y cada vez que las ocupamos los humanos nos dedicamos a fulminarlos. Por motivos sanitarios y por higiene fundamentales, pero los aniquilamos. Personalmente no maltrato a ningún animal pero esto es absolutamente necesario.
Es conocido por todos que los especialistas en restauración que rehabilitaron el castillo en ésta última fase, informaban del avistamiento no de ratones, sino de verdaderos "conejos" cuando trabajaban en los patios exteriores. Yo, en estos cinco meses, no he sido capaz de ver ninguno, quizás porque mantenemos un "equipo" de gatos que disfrutan libremente de los espacios abiertos del recinto y mantienen a raya a los demás bichos.
Pero los gatos no pasean por el interior del Castillo. ¡Solo faltaría eso! así que el control de plagas nos toca al equipo humano y no al gatuno. Y en eso estoy.
Ésta mañana no sabía si ponerme las ropas de cacería o si hacerlo normalmente. Al final me he decidido por esto último ya que mi plan era usar tecnología de caza pasiva, pero en mi interior surge ese espíritu primitivo de supervivencia:
- O tu o yo. No hay lugar para los dos en éste Castillo, Ratatouille.
¿Quien ganará este duelo entre piedras?
Hoy no lo puedo saber, pero en unos días......
¡ Te pillaré ! |
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